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La generación de oro muere a dos canastas del milagro ante su bestia negra

España cayó en la semifinal de los Juegos Olímpicos de baloncesto frente a Estados Unidos (76-82) en un encuentro en el que dio la cara en todo momento, pese a que los norteamericanos no cedieron la iniciativa ni por un instante. Los de Scariolo se quedaron a solo dos canastas de saborear la gloria más absoluta. De todas formas, el próximo domingo pueden encontrar consuelo en el partido por el bronce que les enfrentará a Australia, que cayó claramente frente a Serbia en la otra semifinal. Gasol estuvo imperial para despedirse de la mejor manera, a pesar de que jugó tocado. La derrota fue de las que dignifican al grupo, pero al mismo tiempo producen una enorme nostalgia, puesto que difícilmente este equipo encontrará un líder como el de Sant Boi en las próximas décadas.

Pau Gasol, Navarro y Felipe Reyes, junto a otros grandes jugadores como Raúl López, ganaron el Mundial junior en 1999. Un año antes ya se habían llevado el triunfo en el europeo, pero aquella victoria ante Estados Unidos les colocó en el radar de los ojeadores más importantes del baloncesto. Además, cuando maduraron, se vio que su talento no era solo flor de un día, puesto que en su etapa como profesionales lograron llevar a España hasta cotas nunca antes escaladas.

El oro del Mundial de Japón fue su momento la cumbre, pero más allá de ese instante regalaron a todos los españoles un juego preciosista y con identidad propia. También recolectaron tres medallas doradas en el Eurobasket (2009, 2011 y 2015) y lograron dos platas en los Juegos de Londres y Pekín. Todo fue precioso mientras duró, salvo que nunca pudieron con su bestia negra, el gigante que asusta y atemoriza a todo el mundo del baloncesto. Este viernes una vez más olieron el triunfo que les habría acercado al oro olímpico, su única asignatura pendiente.

El resto de países compuestos por mortales siempre caían con estrépito antes los mejores jugadores de la NBA, pero España fue capaz de luchar tres veces de tú a tú con estos gigantes. 118-107 fue el resultado de Pekín, 107-100 registró el marcador de Londres y 76-82 fue la anotación de Pekín. España dio siempre la cara, pero tan solo fue capaz de recortar un punto de diferencia cada cuatro años, aunque quizás esta derrota sea la más dolorosa de todas, ya que tiene sabor a despedida.

Estados Unidos tomó ventaja desde el principio del encuentro porque su poderío en el rebote creó estragos en los primeros minutos. Ricky Rubio estuvo errático en la dirección y eso permitió que USA empezará el encuentro cuesta arriba. No obstante, los de Scariolo no estaban dispuestos a renunciar a la final sin darlo todo. Gasol tomó la responsabilidad en el juego ofensivo y rápidamente empezó a anotar, aunque el acierto exterior de Kevin Durant hacía mucho daño en el aspecto psicológico.

Nunca perdieron la fe en la victoria

España llegó al final del primer cuarto con nueve puntos de diferencia, entre otras cosas porque Mirotic no mostró el acierto de los partidos anteriores. Sergio Rodríguez, Llull y Rudy empezaron a dar la cara para ofrecer alternativas de tres y con ello el encuentro se ajustó al descanso, aunque los americanos conservaron una ventaja de seis puntos en el intermedio.

Los de Mike Krzyzewski volvieron a la pista con ganas de resolver el encuentro por la vía rápida. Se emplearon a fondo para distanciarse definitivamente, pero en esa fase del encuentro, España demostró que no es Argentina y siguió en la lucha pese al arreón de sus rivales. No obstante, España no supo en todo el encuentro defender a Klay Thompson, ya que el de los Warriors encontró tiros muy cómodos siempre desde las esquinas.

Por culpa de eso y del dominio imperial de DeAndre Jordan en el rebote, España llegó al último cuarto a nueve puntos del milagro. Sin embargo, los de Scariolo empezaron a tomar decisiones demasiado precipitadas en los tiros y a pesar de que Mirotic se empezaba a enchufar, el rival se fue a los quince puntos de ventaja. España no dejó de luchar hasta el final, pero en los últimos minutos quizás pudo mandar a la línea de personal a DeAndre Jordan para intentar el triunfo a la desesperada.

Por otra parte, a España le queda el gran interrogante de lo que podría haber pasado en este encuentro si Marc Gasol e Ibaka hubiesen podido jugar. Desde luego, el dominio en la zona de los americanos no hubiera sido tan descarado, aunque tal vez los estadounidenses se hubiesen lucido en otros aspectos, ya que recursos tienen para dar y regalar. Pau jugó su penúltimo partido en los Juegos (salvo milagro en forma de longevidad) y anotó 23 puntos, capturó ocho rebotes y dio una exhibición de liderazgo. No pudo con Durant (14) y Thompson (22) él solo, pero deja a su hermano Marc la difícil tarea de encabezar esta selección tras la marcha del más grande de toda la historia y de sus dos fieles escuderos de lujo, sus amigos Juan Carlos y Felipe.

Felipe Poza