No es una república bananera (Editorial)
"En buena parte, él mismo fue el responsable del aumento de las tensiones que se produjeron con anterioridad. Desafiando la prohibición del país de un segundo mandato presidencial, anunció que se presentaría para otros cuatro años en noviembre. Su propuesta fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional del país. Ignorando la propuesta, anunció un referéndum, apoyándose en los izquierdistas y los pobres".
"Mientras acercaba sus políticas a las de Hugo Chávez. Hay también un elemento de hipocresía en la condena de algunos líderes latinoamericanos. Chávez, que amenazó con 'derribar' a cualquier sucesor del Gobierno de Tegucigalpa, asumió él mismo el poder de manera inconstitucional y ha intentado modificar la Constitución para perpetuarse en el poder. La Casa Blanca, a pesar de que no le gusta el izquierdismo populista de Zelaya, está decidida a romper el viejo hábito de Estados Unidos de alinearse solo con los derechistas que cuentan como 'nuestros hijos de puta'. Y Zelaya, astutamente, acaba de anunciar que después de todo él no pretenderá un segundo mandato. Cualesquiera que sean las cuentas de los hondureños con él, un golpe militar no puede ser utilizado para evitar una elección democrática, un criterio establecido pioneramente hace años por la Commonwealth. El Banco Mundial, la OEA y los Estados vecinos saben que la era de las juntas se ha terminado. Es hora de que los generales de Tegucigalpa entiendan también esto".