Hace unas semanas, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó una nave espacial formada por un módulo y un satélite con destino Marte. El 19 de octubre, el satélite consiguió establecerse en las coordenadas indicadas aunque el módulo Schiaparelli, en el que se tenían numerosas expectativas y cuya misión consistía en aterrizar en la superficie del planeta rojo y recoger la información, no tuvo tanta suerte. A pocos metros de su llegada a tierra, la ESA perdió toda comunicación con el módulo y no volvió a dar señales de vida.
Ese mismo día, en una rueda de prensa, los científicos dijeron que analizarían los últimos datos que transmitió el módulo Schiaparelli aunque las principales hipótesis indicaban que se había estrellado. A lo largo de estos días, los científicos han podido revivir lo ocurrido una y otra vez gracias a simulaciones de ordenador.
Según el director del proyecto de ExoMars, Jorge Vago, explica a la revista Nature que en un primer momento el aterrizaje fue bien. Sin embargo, todo parece indicar que el paracaídas se desprendió del módulo antes de lo previsto y los frenos solo se activaron durante 3 segundos. Todo esto provocó que la sonda cayera en caída libre llegando a alcanzar una velocidad de 300 kilómetros por hora.
Basándose en estos datos, los científicos han llegado a la conclusión de que los instrumentos que en un primer momento estaban diseñados para que se encendieran cuando tocase tierra, se encendieron en pleno descenso. Andrea Accomazzo, jefe de misiones solares planetarias de la ESA, cree que esta activación se pudo deber a que el ordenador interno interpretara que había tocado suelo y, por lo tanto, se accionaran dichos comandos.
A pesar de esta noticia, desde la ESA creen que si tal y como se cree el fallo se debió a un problema informático, las expectativas son buenas ya que sería más sencillo para arreglar que un fallo tecnológico. “El resquicio de esperanza es que tenemos a mano la información necesaria para arreglar el problema”, explica Vago.
Andrea Morea