En español, las palabras inglesas ‘poison’ y ‘venom’ se traducen como veneno. Sin embargo, éstas en el idioma anglosajón tienen dos significados muy diferentes. «Si lo muerdes y mueres es ‘poison’, pero si te muerde y mueres es ‘venom’», explicó Ronald Jenner, un experto en la evolución del veneno del Museo de Historia Natural de Londres.
El ‘poison’ puede ser absorbido en el flujo sanguíneo a través de la piel, por inhalación o por ingestión. En cambio, nos referimos a ‘venom’ cuando se introduce a través de una herida; puede ser inyectado de diferentes maneras, por ejemplo con los dientes, con un aguijón, con las espinas o con las uñas.
No obstante, hay especies que pueden tener al mismo tiempo las dos modalidades de ‘veneno’. Por ejemplo, la cobra escupidora muerde a su presa con el fin de paralizarla y poder comérsela. Pero también escupe. Este «escupitajo» puede llegar a causar ceguera y un dolor horrible. En este caso se trataría de ‘poison’ porque no inyectado a través de una herida, sino absorbido.
Una exposición en el Museo de Historia Natural de Londres permitirá conocer algunas de las criaturas más venenosas del mundo, cuyas sustancias tóxicas también pueden proporcionar fármacos para los humanos. El veneno puede ser mortal. Pero también curativo, desde la diabetes o la impotencia, hasta combatir algunas de las afecciones más serias de nuestros tiempos.
No solo las serpientes, las arañas, avispas y los escorpiones liberan para defenderse, un ornitorrinco también lo hace.
«Mucha gente relaciona el veneno con las serpientes, las arañas y los sitios exóticos. Y, aunque es cierto, hay que decir que el veneno realmente existe en el mundo natural y humano y en cualquier rincón del planeta. Quienes visiten la exposición se sorprenderán al descubrir que hay hormigas con venenos más letales que el de las cobras y que cuando comes calamares en realidad te estás comiendo un depredador venenoso», ha asegurado Jenner.
Marina Mellinas