La gripe constituye uno de los virus más comunes en nuestra sociedad y también, uno de los más contagiosos. Desde hace años, es sabido que la luz ultravioleta ha sido un elemento viable a la hora de eliminar los distintos tipos de gérmenes. Según los expertos, puede llegar a matar al 99% de los microorganismos existentes y por ello ha sido utilizado con gran reiteración en el ámbito de la medicina, sobre todo para desinfectar el material quirúrjico y los ambientes hospitalarios con el fin de evitar que los pacientes puedan adquirir distintas enfermedad.
A pesar de ello, su uso ha estado en el centro de mira debido a que numerosos estudios comprobaron que una alta dosis de esta luz también podía ser perjudicial para la salud humana incluso podía llegar a producir diferentes tipos de cáncer o cataratas, entre otras enfermedades. Por ello, los avances tecnológicos han permitido que el Centro Médico de la Universidad de Columbia (EE.UU) haya llevado a cabo un proyecto que puede llegar a marcar un antes y un después en el ámbito de la medicina.
Este grupo de científicos han establecido cuál es la dosis adecuada para que este fenómeno resulte beneficioso para las numerosas personas que suelen contraer la gripe -a veces en varias ocasiones- a lo largo del año. Además, también han creado una bombilla ultravioleta que puede ser incorporada en distintos establecimientos públicos con el objetivo de prevenir este tipo de enfermedades y que al mismo tiempo no sea perjudicial para el cuerpo humano. La invención ha consistido en crear una nueva categoría dentro de las emisiones que pueden provocar este tipo de bombillas llamada luz ultravioleta lejana (far-UVC).
Según los científicos este tipo de luz es incapaz de penetrar en la piel e incluso en el ojo humano debido a su baja potencia. Sin embargo, tiene la suficiente como para insertarse en el ADN y poder destruir este tipo de gérmenes. Por ello, la UVC puede llegar a ser una herramienta muy potente que ayudará a prevenir y controlar las distintas enfermedades transmitidas por el aire.
Ana Paredes