El proyecto europeo RES URBIS (Resources from urban bio-waste) ha demostrado que los diferentes residuos orgánicos urbanos se pueden tratar y obtener de ellos productos biológicos como bioplásticos, con un valor económico superior al de los clásicos compost y biogás.
La parte experimental del proyecto, que ha durado tres años y ha contado con 3 millones de euros de presupuesto, se ha llevado a cabo en dos plantas piloto, en Lisboa (Portugal) y en Treviso (Italia), y en cinco laboratorios, uno de ellos en la Facultad de Química de la UB.
En total, han producido cerca de 30 kilos de polihidroxialcanoato (PHA), el polímero básico para elaborar bioplásticos a partir de los ácidos grasos volátiles resultantes de la descomposición de residuos.
Este PHA se ha obtenido mediante tres nuevos métodos de extracción desarrollados en el marco del proyecto y, posteriormente, lo han procesado para obtener bioplásticos de uso comercial.
«Los resultados han sido muy positivos. Se han obtenido muestras de película de bioplástico para usarlas como intercapa con una película adyacente adhesiva, con gran potencial comercial. Estos bioplásticos también se pueden utilizar como bienes duraderos y como biocomposites con fibras producidas a partir de restos de parques y jardines», ha detallado Joan Mata, catedrático de Ingeniería Química y Química Analítica de la UB, que ha liderado la participación de la UB en el proyecto.
«Además -ha añadido Mata-, los análisis muestran que la presencia de microcontaminantes orgánicos y metales pesados ??en estos materiales está por debajo de lo que marca la legislación».
De cara a comercializar estos bioplásticos, han tenido en cuenta la normativa europea sobre riesgos para la salud y el medio ambiente de los productos químicos, y «el escenario para comercializarlo es altamente favorable», según Mata.
El científico ha asegurado que el análisis del ciclo de vida de estos bioplásticos ha mostrado que materiales y energía consumidos para producir PHA mediante la biorefinería propuesta en el proyecto tienen menos impacto ambiental que el que genera producir plástico de origen fósil.
Del análisis económico que han hecho en diferentes escenarios, entre ellos el Área Metropolitana de Barcelona, se desprende que la producción de PHA es viable a partir de un precio de 3 euros el kilo, e incluso inferior si se consideran condiciones más favorables del proceso.
Este precio, comparado con el del PHA comercializado actualmente -que se obtiene de cultivos específicos de cereales con un coste de entre 4 y 5 euros/kilo-, confirma la viabilidad económica.
«El siguiente paso será conseguir fondos a través de la UE y del sector privado para construir una planta de demostración», ha dicho Mata.
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