La revista «Marine Pollution Bulletin» ha publicado un estudio realizado por investigadores de la Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y las Islas Azores y el Centro Smithsonian de Ciencias Ambientales de Estados Unidos sobre la presencia de microplásticos en la superficie del mar en los archipiélagos de la Maraconesia.
La mayor concentración se detectó en Canarias, con 1.007.872 fragmentos de microplástico de menos de 5 milímetros de tamaño por km2 de superficie de mar en la bahía del Confital, frente a la playa de Las Canteras (Las Palmas de Gran Canaria); mientras que en Azores se hallaron niveles de hasta 467.259 fragmentos/km2 en Porto Pim (Faial) y en Madeira, de hasta 124.190 fragmentos/km2 en Caniço.
Los investigadores relacionan la presencia de toda esa basura flotante con las corrientes que conforman el giro oceánico en el Atlántico y muestran que no es uniforme, ni siguiera dentro de las islas de un mismo archipiélago.
Por ejemplo, en Canarias se encuentran niveles de un millón de partículas de plástico y fibras sintéticas por km2 en Las Canteras, casi 250.000 en Lambra (La Graciosa) y 150.000 en Farama (Lanzarote) -es decir, en playas orientadas al norte, contra el sentido de la corriente de Canarias-, mientras que en Los Gigantes, en la costa oeste de Tenerife, con orientación sur, este estudio midió la concentración mínima de toda la Maraconesia, 15.482 fragmentos/km2.
La presencia de toda esa basura no solo ensucia, sino que resulta muy peligrosa para varias especies. En particular, para los peces y mamíferos marinos que se alimentan ingiriendo bocanadas de agua para filtrar el plancton, como las ballenas, los tiburones ballena, los tiburones peregrino o las mantas gigantes.
«De acuerdo con este estudio, estas especies, entre otras, sufren un alto riesgo de ingerir microplácticos, con los contaminantes químicos que llevan asociados», advierten los autores de este artículo, cuya primera firmante es Alicia Herrera, del instituto Ecoaqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
La lista de especies damnificadas por el plástico es larga y también incluye a las tortugas marinas. La semana pasada, el Cabildo de Gran Canaria dio a conocer que su centro de recuperación de fauna había extraído más de 100 fragmentos de plástico de una tortuga, un número nunca visto hasta este momento en un solo ejemplar por sus veterinarios, que tienen ya larga experiencia con estas especies.
«Lamentablemente, con la pandemia del coronavirus vemos cómo los hábitos han empeorado y vuelve a predominar el plástico de usar y tirar. Se ha incrementado el uso de guantes, mascarillas, viseras y material hospitalario de plástico, y este material no es reciclable, por lo que nos enfrentamos a una enorme cantidad de basura que terminará incinerada o en vertederos», dice Alicia Herrera, en un comunicado.
El equipo de investigadores del instituto Ecoaqua reconoce que con esta emergencia sanitaria no es factible prohibir ni reducir la fabricación de estos materiales de un solo uso, pero sí llama a los ciudadanos a utilizarlos de forma responsable, separarlos del resto de la basura y tirarlos a su contenedor.
Para esta investigación, se recogieron durante tres años 45 muestras de microplásticos: 24 en Canarias, 12 en Madeira y nueve en Azores, en una quincena de localizaciones diferentes. En el caso de Canarias, el trabajo estudió las playas de Lambra (La Graciosa), Arrecife y Famara (Lanzarote), Taliarte, Gando, San Andrés y Las Canteras (Gran Canaria) y Los Gigantes (Tenerife).
También se midieron las concentraciones de zooplancton en superficie, para comparar. En las islas de la Macaronesia, el 22 % de la materia que flota en la superficie del oceáno es plástico y el 78 %, zoopláncton; es decir, por cada cuatro kilos de microorganismos vivos recogidos, se cuela uno de microplástico.
Pero eso con carácter general, porque en la bahía del Confital, frente a Las Canteras, detrás del arrecife que protege la playa del oleaje, «la barra», hay el doble de microplástico que de zooplancton en muestras ya secas.
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