El proyecto Horizonte 2020 de la UE ‘Gestión Adaptable de las Barreras en los Ríos Europeos’ (AMBER) ha lanzado el primer Atlas Paneuropeo de Barreras en los Ríos, con información sobre 630.000 presas, azudes, rampas, vados y alcantarillas en ríos de 28 países de Europa.
El estudio, dirigido por investigadores españoles, constata también que más de un tercio de las barreras no están registradas, lo que hace que el total supere ampliamente el millón y ponga de manifiesto que en Europa apenas quedan ríos de caudal libre.
Según Carlos García de Leaniz, coordinador del proyecto AMBER y profesor de biociencias acuáticas de la Universidad de Swansea (Gales), “incluso las zonas que se consideraban relativamente prístinas y bien conectadas están de hecho impactadas por barreras”.
Por ejemplo, en los Balcanes “nuestra validación de campo indica que el 80 por ciento de las barreras no aparecen en los inventarios actuales, lo que hace que la fragmentación de estos ríos sea mucho peor de lo que se pensaba».
Los datos del Atlas se pueden utilizar para estimar la fragmentación de los ríos a varias escalas espaciales y pueden ayudar a los administradores de las cuencas fluviales a reducir los impactos de las barreras.
Los investigadores señalan que la mayor parte de la pérdida de conectividad está provocada por una fracción relativamente pequeña de barreras y explican que la prioridad debe ser proteger los ríos menos fragmentados y actuar sobre las barreras que causan la mayor parte de los daños.
Los investigadores aseguran que más del 85 por ciento de las barreras en los ríos europeos son estructuras pequeñas, muchas de ellas fuera de uso, por lo que podrían ser eliminadas, ya que rompen la conectividad del río y bloquean el movimiento de sedimentos y organismos.
Sin embargo, reconocen que otras barreras proporcionan energía hidroeléctrica, agua para riego, pesca y oportunidades de ocio y muchos otros servicios a la sociedad, por lo que se debe maximizar sus beneficios y minimizar sus impactos mediante una gestión adaptativa.
Para Barbara Belletti, de la Universidad Politécnica de Milán, «más del 60 por ciento de los sistemas de agua dulce de la Unión Europea están en mal estado, en parte debido a la fragmentación del hábitat”.
“Para mejorar la salud de nuestros ríos, necesitamos reconectarlos y nuestro Atlas y herramientas apoyarán ese esfuerzo», señala.
Según Rosa Olivo, de la Universidad de Murcia, “la fragmentación del hábitat fluvial es una de las principales amenazas al funcionamiento de los ecosistemas fluviales, pero al mismo tiempo las barreras también desempeñan funciones esenciales y por lo tanto, deben ser gestionadas de manera eficaz”.
El proyecto AMBER tiene como objetivo facilitar la gestión adaptativa de las barreras en los ríos europeos con el fin de ayudar a rehabilitar eficazmente su conectividad y el funcionamiento de los ecosistemas, teniendo en cuenta las complejidades y las compensaciones impuestas por las barreras fluviales.
La iniciativa europea trata de superar por tanto las limitaciones que actualmente existen en el campo de la restauración de ríos para mejorar la seguridad energética, ayudar a proteger empleos, impulsar la competitividad a nivel europeo, especialmente en las economías rurales, y favorecer la restauración de la flora y la fauna fluvial.
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