Según el estudio, publicado este mes en la revista «Limnology and Oceanography», entre el Mediterráneo y aguas adyacentes del Atlántico se pueden diferenciar más de 12.000 especies de bacterias y arqueas.
«Esta cifra contrasta con las aproximadamente 17.000 especies que se cree que viven en el Mediterráneo, contando desde microbios hasta ballenas, y evidencia que la mayor parte de la diversidad del mar es microscópica», ha explica el investigador del ICM-CSIC y coautor del estudio Josep M. Gasol.
Además, el investigador ha destacado el papel esencial de los organismos más pequeños del océano en la regulación y el mantenimiento de los ciclos biogeoquímicos que sostienen la vida en la Tierra.
En este sentido, la primera autora del trabajo e investigadora del ICM-CSIC, Marta Sebastián, ha asegurado que «conocer qué microorganismos se encuentran en el océano y cuál es su distribución es crucial para poder predecir cómo se va adaptar el océano a los grandes cambios que están por venir».
La investigación, elaborada mediante el análisis de muestras de agua recogidas durante una campaña oceanográfica en el año 2014, demuestra que el número de microorganismos es menor en la parte más oriental del Mediterráneo.
Se publica el primer catálogo de #biodiversidad microbiana del #mar #Mediterráneo.
Según el trabajo, más de 12 mil especies de bacterias y arqueas viven entre el Mediterráneo y la parte más próxima al Atlántico. Con @ICMCSIC #Cienciahttps://t.co/Qi7xo4LpXd pic.twitter.com/j4Ogdm2VJD
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«Vemos que la diversidad microbiana decrece a medida que nos acercamos a la parte más oriental del Mediterráneo, aunque es en estas aguas más pobres en nutrientes donde las especies son más distintas entre sí», ha detallado Sebastián.
Otro punto destacable del trabajo es que especies muy parecidas aparecen tanto en cuencas del Mediterráneo como en las aguas atlánticas adyacentes, lo que sugiere que tienen un repertorio genético distinto que les permite adaptarse a las condiciones ambientales.
Además, los expertos desvelan que hay una fuerte segregación espacial de las especies microbianas a lo largo del Mediterráneo, especialmente en las aguas superficiales y a partir de los 1.000 metros de profundidad.
«Esto contrasta con la idea de que las comunidades microbianas tienen una capacidad de dispersión ilimitada en el océano», ha explicado la co-primera autora del estudio e investigadora del Laboratorio de Oceanografía Microbiana de Banyuls, Eva Ortega-Retuerta.
Según los investigadores, «el catálogo es una fuente inagotable de oportunidades biotecnológicas, ya que los microorganismos tienen un gran potencial genético útil para la exploración de moléculas nuevas y para optimizar procesos que pueden hacer la vida más fácil a los humanos». EFE
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