viernes, noviembre 22, 2024
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Piden que la chumbera se desclasifique como invasora para evitar su extinción

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Este equipo científico está liderado por Meelad Yousef, profesor de Agronomía de la Unidad de Entomología Agrícola de la Universidad de Córdoba-Unidad de Excelencia María de Maeztú (DAUCO) y quien ha dirigido un estudio sobre la plaga de la cochinilla de la chumbera -una variante de la cochinilla del carmín- y el modo de combatirla, en el que también ha intervenido el vicerrector de Investigación de esta universidad y líder del grupo de investigación AGR163 de Entomología Agrícola, Enrique Quesada Moraga.

El profesor Meelad Yousef, que también cuenta con la colaboración científica del doctor en Biología Juan Olvido Perea-García, que ahora está investigando en una universidad de Dinamarca, ha explicado a EFE que las chumberas, muy afectadas por la cochinilla, se encuentran en un limbo administrativo, ya que si los departamentos de Agricultura no la consideran un cultivo los de Medio Ambiente la tienen clasificada como «especie exótica invasora», con lo que administrativamente no se puede actuar para salvaguardarla.

Esa calificación persiste pese a que la chumbera hace medio milenio que fue traída de América y desde entonces forma parte del paisaje mediterráneo, sus arbustos sirven para delimitar fincas agrícolas, donde también actúan como cortavientos además de fijar el terreno de las lindes, taludes y caminos, y de que su fruto ayuda a completar las economías locales.

En 2018, el grupo de Entomología Agrícola de la Universidad de Córdoba en colaboración con la organización agraria Asaja de Cádiz y la Diputación de Cádiz desarrollaron un proyecto para lograr un sistema de control sostenible de la cochinilla, también liderado por Meelad Yousef y Enrique Quesada Moraga.

En la primavera de ese año, en varias pruebas científicas efectuadas en chumberas de los municipios gaditanos de El Puerto de Santa María, Chiclana y Rota quedó demostrado que la plaga de la cochinilla puede combatirse por medios ecológicos -los experimentos han sido publicados en revistas científicas-.

Aquel estudio, que sólo contó con un presupuesto de 18.000 euros, concluyó que una solución de jabón potásico aplicado en una disolución del 2 por ciento tiene una eficacia contra la cochinilla del 91,5 por ciento.

La aplicación con este jabón potásico hace que la hembra de la cochinilla pierda la capa algodonosa con que se protege y cuyo color blanco caracteriza a las pencas u hojas de chumbera que son atacadas por este insecto, cuyos machos vuelan en colonias de millones de ejemplares a diferencia de las hembras, que son sedentarias y extraen la savia de la planta hasta secarla por completo.

Sin esa protección de color blanco la hembra es extremadamente vulnerable, incluso a la luz solar -de ahí que sea conveniente efectuar la aplicación jabonosa en marzo, antes incluso de que las hembras de las nuevas generaciones se protejan aprovechando las temperaturas favorables-.

Pese a la eficacia de la aplicación de este jabón potásico, que además es muy barato, el grupo científico cordobés tuvo dificultades hace cuatro años para efectuar una segunda prueba por quedarse sin presupuesto.

La propagación de las colonias de este insecto en los últimos años ha sido «alarmante» y ha alcanzado, según Yousef, proporciones de «epidemia».

La plaga fue detectada en Murcia en 2007, se ha extendido por todo el sur de España, es visible en todas las provincias andaluzas y amenaza con terminar con las no menos de 6.000 hectáreas de chumberas contabilizadas solo en Andalucía. EFE

 

Alfredo Valenzuela

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