viernes, noviembre 22, 2024
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Un estudio científico desaconseja el parque eólico marino de la Costa Brava

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Según detalla la UdG, el informe, que se ha publicado en la revista «Science of the Total Environment», alerta de los «grandes impactos» que este tipo de instalaciones pueden tener sobre la biodiversidad, el paisaje, la pesca y el turismo.

El trabajo toma como caso de estudio el parque eólico marino proyectado en la Costa Brava, que incide en el parque natural del Cap de Creus y en el golfo de Roses, donde confluyen nueve áreas protegidas.

Los expertos recomiendan excluir y alejar este tipo de infraestructuras de esos espacios en el Mediterráneo y presentan una primera evaluación de impactos ambientales potenciales.

El estudio revisa cerca de 150 trabajos de todo el mundo y pretende ser extrapolable a zonas de diferentes mares y océanos en los que confluye «un patrimonio natural excepcional, una elevada biodiversidad, la existencia de áreas protegidas, un paisaje valioso y unas actividades pesqueras y turísticas importantes».

Los científicos analizan de manera integral los impactos de estas instalaciones sobre toda la columna de agua, desde el plancton hasta el fondo marino y desde peces y crustáceos claves para la pesca hasta especies sensibles y protegidas como ballenas, delfines, tortugas e, incluso, aves.

El artículo señala como causa del peligro a las «particulares características ecológicas y socioeconómicas» de muchas zonas del Mediterráneo, así como a «la vulnerabilidad de este mar semicerrado».

Los autores argumentan que «no se pueden importar directamente modelos como los del Mar del Norte» al tratarse de un ecosistema que se caracteriza por su «plataforma continental más estrecha, pero más heterogénea y una proporción de especies y hábitats amenazados más elevada».

Las estructuras de los aerogeneradores de los parques eólicos marinos flotantes como el proyectado en la Costa Brava requieren, según el estudio, de «sistemas de amarre y anclaje de grandes dimensiones que pueden afectar a la integridad del fondo marino».

«Los mamíferos pueden chocar o enredarse con este cableado», señala el artículo, que añade que, además, el ruido generado se suma a otros «procedentes de actividades humanas como la navegación» e impacta en este tipo de animales.

Las plataformas flotantes son también una fuente de atracción de especies invasoras u oportunistas que pueden alterar «el frágil balance local de biodiversidad» en un mar que los investigadores señalan como el que más sufre este tipo de afectación en Europa.

Los aerogeneradores pueden, según los científicos, modificar la dinámica de corrientes atmosférica y oceánica locales y disminuir la disponibilidad de nutrientes para el plancton, lo que incidiría en su producción en un mar «típicamente pobre comparado con otros» como el del Norte.

El informe reivindica la necesidad de mantener la biodiversidad marina para luchar contra el cambio climático y señala que se ha demostrado que los hábitats en este espacio tienen un gran potencial de almacenaje de carbono.

Los autores señalan que los impactos ecológicos de los parques eólicos marinos serían «especialmente severos en zonas de gran biodiversidad y fragilidad como el Cap de Creus y el golfo de Roses», con ocho áreas protegidas con reconocimiento internacional.

También advierten de riesgos de accidentes asociados a fenómenos meteorológicos extremos, cada vez más frecuentes por el cambio climático, y de problemas inherentes a los aerogeneradores, como caídas de la estructura al mar o choque de barcos.

El equipo científico alerta de la necesidad de ampliar los puertos próximos para la logística y de que estos albergarían a su vez la producción de energía a partir de hidrógeno, que también comporta peligros para el medio ambiente.

Los riesgos se hacen extensivos a los municipios del prelitoral que acogerían infraestructuras relacionadas con el parque y que pueden afectar a los ecosistemas, como sucede con las marismas del parque natural Aiguamolls de l’Empordà en el caso de la Costa Brava.

La exclusión de la pesca artesanal de las zonas de incidencia de este tipo de instalaciones afectaría a esta industria, que sufriría las vibraciones y campos electromagnéticos de los cables en cuanto a la posible reducción que comportaría en las capturas.

La distancia de la costa, que el informe sitúa a entre 8 y 30 kilómetros en el proyecto de la Costa Brava, tendría afectación en el turismo, y cita un trabajo que estima la pérdida global de ingresos en 203 millones de euros por temporada. EFE

 

A.M.

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