El instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha financiado un proyecto del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para la detección masiva y precoz del coronavirus SARS-CoV-2.
El objetivo es lograr una técnica sencilla para la detección a gran escala de contagiados por coronavirus, incluyendo a los asintomáticos, señala el CNIO en un comunicado.
Los investigadores esperan tener la primera versión del sistema lista para el próximo otoño, “coincidiendo con un eventual rebrote de la enfermedad”, agrega.
El proyecto quiere desarrollar “un dispositivo portátil, similar a un test de embarazo, que permita diagnosticar la enfermedad de forma sencilla, rápida y fiable, incluso en casa. Asimismo, se adaptará la metodología usada para detectar la presencia del virus en el ambiente y en superficies”, explica una nota del CSIC.
La investigación, ya en marcha, está coordinada por Felipe Cortés, jefe del CNIO, y Luis Blanco, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid.
En ella se empleará uno de los “descubrimientos insignia” de la historia de la ciencia española: la enzima (proteína que realiza funciones biológicas) ADN polimerasa de phi29 (phi29pol), cuyas propiedades “la convierten en un potente aliado para hacer frente a esta pandemia”.
Phi29pol es una enzima “extremadamente poderosa” que permite multiplicar por miles o millones de veces una pequeña muestra de material genético, una capacidad que “nos da la pista de que puede ser un método extremadamente sensible para detectar la presencia del material genético del virus y, por ende, confirmar la infección”, afirma Cortés.
A diferencia de las técnicas de RT-PCR empleadas actualmente, el mecanismo de amplificación funciona a temperatura constante, incluso a temperatura ambiente, y permite completar el diagnóstico de un elevado número de muestras en menos de una hora, explica el CNIO.
Así, sería posible diagnosticar “a pie de calle, incluso en los propios centros de atención primaria, residencias de ancianos u otros lugares especialmente sensibles, evitando así el envío de muestras a los laboratorios capacitados, facilitando la logística y evitando nuevos contagios”, enfatizan ambos científicos.
Descubierta en 1984 por los investigadores Luis Blanco y Margarita Salas en el CSIC, el uso de phi29pol se ha extendido por todo el mundo para la amplificación de ADN en laboratorios de genética, medicina forense o policía científica.
“Los expertos mundiales en esta tecnología y su propiedad intelectual los tenemos en casa, con lo que, si nuestros ensayos funcionan como esperamos, facilitará su producción y posterior suministro a nivel nacional”, sostienen.
El proyecto cuenta con la financiación del ISCIII, a través del Fondo COVID-19, dotado con 24 millones de euros, que también ha dado luz verde hoy a otros dos proyectos, lo que eleva a 18 los ya aprobados bajo este paraguas, ha informado el Ministerio de Ciencia e Innovación.
El objetivo de otro de lo proyectos es usar equipos de muestreo para localizar el virus en el aire de entornos sanitarios, como hospitales y centros de salud.
El proyecto está coordinado por el CBMSO, en colaboración con el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Paz, el Hospital Severo Ochoa, el centro IMDEA Nanociencia, el ISCIII y el ISGlobal.
La segunda investigación está coordinada por el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS) y busca una alternativa al diagnóstico precoz a través de la sangre, pues el diagnóstico estándar actual se realiza extrayendo muestras mucosas de la nariz o de la faringe.
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