Así consta en la novena actualización del informe de farmacovigilancia sobre las vacunas contra la el SARS-CoV-2, elaborado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) y que divulga el departamento que dirige Carolina Darias con datos de vacunación hasta el mes de octubre.
El informe concluye que los fallecimientos «no pueden» relacionarse con las vacunas «por el mero hecho de notificarse» episodios adversos y recuerda que en la gran mayoría de los casos, «las causas de fallecimiento son diversas, sin presentarse un patrón homogéneo».
«La vacunación no reduce las muertes por otras causas diferentes a la COVID-19, por lo que durante la campaña es esperable que los fallecimientos por otros motivos diferentes sigan ocurriendo, en ocasiones en estrecha asociación temporal con la administración de la vacuna, sin que ello tenga relación con el hecho de haber sido vacunado», explica Sanidad.
Destaca que los casos notificados «con desenlace mortal» son evaluados «continuamente por las agencias de medicamentos de la UE», concretamente a través de la evaluación de los informes mensuales de seguridad.
En cuanto a los episodios adversos, se comunicaron más de 46.000, es decir 66 notificaciones (el 71 % por personal sanitario y el 29 % por los propios ciudadanos) por cada 100.000 dosis inoculadas, de los cuales 9.430 fueron graves.
Entre los efectos adversos graves figuran cualquiera que requiera hospitalización, ocasione una discapacidad significativa o persistente o a una malformación congénita, así como cualquier otra condición que se considere médicamente significativa.
La mayoría de las notificaciones corresponden a mujeres, con un 74 % (30.915 frente a las 9.671 de los hombres) y principalmente en el rango de edad de 18 y 65 años.
De las más de 70 millones de dosis administradas, el 70 % correspondió a Pfizer, el 15 % a AstraZeneca, el 12 % a Moderna y el 3 % a Janssen.
El informe revela que los acontecimientos adversos más notificados siguen siendo trastornos generales como fiebre, dolor en la zona de vacunación, cefalea, mareos y dolores musculares o articulares.
Los trastornos menstruales con sangrado abundante se vinculan con las vacunas de Pfizer (34,7 % de los casos) y Moderna (22,9 %), siendo «el número de casos notificados menor que el número que se espera que ocurran», según este informe, que recoge también datos europeos.
Para Pfizer, la vacuna más inoculada, se han añadido otros posibles reacciones adversas (poco frecuentes) como astenia (falta de energía o de fuerza), letargia (estado de indiferencia e inactividad), disminución del apetito e hiperhidrosis (sudoración excesiva) nocturna.
También se encuentra en evaluación la posible relación de vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) con la aparición de eritema multiforme, inflamación de los riñones y síndrome nefrótico.
Sobre AstraZeneca y Janssen, vacunas que apenas se inoculan ya en España por la falta viales, se mantiene la trombocitopenia inmune en algunos casos, principalmente de personas con historial médico previo de esta patología, mientras que el resto de efectos secundarios son parecidos a las vacunas de ARN-mensajero.
Sobre Janssen, el Comité de Seguridad de la Agencia Europea del MEdicamento (PRAC) ha recomendado que en el prospecto se incluya también la mielitis transversa (inflamación en algunos lugares de la médula espinal).
La linfadenopatía o agrandamiento del ganglio linfático de la axila fue otro de los efectos reportados principalmente con Pfizer, Moderna o Janssen. EFE
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