De acuerdo con la información facilitada por un comunicado del propio MITECO, el objetivo de esta iniciativa, que se desarrolla junto con el Ministerio de Sanidad y el apoyo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) y las CCAA, es rastrear no sólo las variantes conocidas del virus, sino también nuevas cepas.
Es el caso de la B.1.1.520, también conocida como Ómicron, para cuya detección los laboratorios asociados al proyecto VATar-COVID-19 «llevan ya semanas poniendo a punto las técnicas» para su detección en aguas residuales.
La primera fase del proyecto arrancó en el verano de 2020 y concluyó el pasado mes de septiembre con la localización de fragmentos de ARN del virus en 38 estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) y, en esta segunda fase, la idea es ampliar el muestreo y análisis en más de medio centenar de instalaciones de este tipo.
Para ello, los técnicos incorporarán el análisis de los datos de diversas EDAR en Castilla-La Mancha, Galicia, Aragón, la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía y Canarias.
En total, los laboratorios analizarán hasta 3.960 muestras de agua residual para el estudio de la concentración de ARN del virus y sus variantes mayoritarias, además de otras 990 para la detección de «nuevos linajes potenciales» mediante la secuenciación masiva.
Los datos serán remitidos semanalmente al Ministerio de Sanidad y a las autoridades sanitarias de las CCAA y de las Confederaciones Hidrográficas, además de ser publicados en la página web del MITECO, para su consulta pública. EFE
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