miércoles, diciembre 4, 2024
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La Casa de Bernarda Alba

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es la gran tragedia española del siglo XX, escrita en los albores de la Guerra Civil e interpretada por Nuria Espert.

Con ella esta Rosa María Sardà que tiene que luchar contra el cliché que tienen de ella y algunos espectadores, cuando le ven corregir a la protagonista sueltan risitas. Este hecho es sorprendente en un drama de peso como es este y tiene que ver más bien con los encasillamientos que un director tiene que evitar.

Lluis Pascual lleva detrás de él muchos montajes lorquianos. Y en este ha decidido marcar siempre la celebración luctuosa, las consecuencias de la muerte en los que quedan vivos en este mundo.

Para ello reúne a un coro grandioso, más de treinta figurantes. Un coro griego de plañideras que forman el entierro de la primera escena. Eso es posible gracias a que se hace el espectáculo en el Teatro Nacional de Cataluña. Con dinero público.

Y para que veamos el negro de la madre, la Poncia, las cinco hijas, se visten todas de luto y las paredes de la cárcel, la casa, son blancas, como corresponde al convento que le ha tocado vivir dice la primera. Y las hijas, las hermanas hambrientas de amor y sexo, están bien dirigidas. Al final de la obra, en el tercer acto, a luz será azulona.

Cada una está bien marcada en su rol y en consecuencia en su gestualidad. Un trabajo lleno de matices y detalles conseguidos con el buen saber hacer habitual de Pascual.

No se puede decir lo mismo de la Espert y de la Sardà. No se han dejado ‘tocar’ y cada una de ellas se ha guiado de su propia historia y trayectoria. En el caso de la Espert ella opta en el enrabietamiento, la figura enfadaba, más que sobre la rigidez y el autoritarismo. De la Sardà queda insistir en la mala elección de su papel a pesar que ella está soberbia, como si no pudiera superar el tópico personal para transcenderlo a su capacidad de comunicación.

es, así lo dicen en el segundo acto, es un convento. Pero próximo, acercando la acción al público, colocándolo a ambos lados y eso supone que los actores, sobre todo los protagonistas, no sepan a veces donde están y donde pueden proyectar la voz. Eso genera una cierta sensación de inseguridad en todos, tanto que lastra el montaje.

De La casa de Bernarda Alba dice Lluis Pascual ‘al igual que una foto no es la realidad, Bernarda junto a esa parte que discurre de una manera realista, naturalista, incluye también un río negro, subterráneo, una poética que acompaña a lo otro, como su negativo; es imprescindible dar los dos planos’.Y lo enfatiza. Por eso cuenta con brillantez un drama terrible en su desesperanza, terrible por que es luctuoso, es la muerte.

Siempre he pensado que Federico García Lorca es mejor escritor que dramaturgo. Y en esta obra creo que brilla la gran calidad poética del autor y la precisión del texto en el contexto. Y por eso retumba entre nosotras, las asistentes al teatro, esa sentencia que da miedo dicha por la Bernarda: ‘¡Nos hundiremos todos en un mar de luto!’.

La casa de Bernarda Alba

De Federico garcía Lorca

Director: Lluis Pascual

Intérpretes: Nuria Espert, Rosa María Sardà,..

Teatro Nacional de Cataluña. TNT, Sala pequeña.

Hasta el día 28 de junio. www.tnt.cat

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