jueves, diciembre 5, 2024
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El primo Pons

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Hay en la literatura unos cuantos nombres que han marcado indeleblemente la posteridad. Homero, Dante, Cervantes, Shakespeare… cambiaron los modos de entender los personajes, las historias, la sociedad, la humanidad. Con la llegada del siglo XIX el número de escritores definitivos se multiplicó enormemente con el nacimiento del romanticismo primero y del realismo después. Y en este segundo movimiento se encuadra Honoré de Balzac, magnífico e insuperable novelista, a pesar de ello otro más de esos literatos muy mencionados pero apenas leídos.

Balzac, aparte de peculiar sibarita, fue un escritor ambicioso que quiso encerrar el mundo en un conjunto de novelas englobadas bajo el nombre de La comedia humana. Entre ellas sobresalen, en calidad y fama, EugeniaGrandet, Papá Goriot y Las ilusiones perdidas. Pero, con algunas excepciones, toda la obra del autor francés es altamente recomendable, parte inseparable de la mejor narrativa de todos los tiempos.

Fino ironista, crítico implacable, fiel retratista de ambientes y personas, Balzac, acosado por las deudas, al final de su vida escribió sus novelas más oscuras, La prima Bette y El primo Pons, las historias que él mismo calificó como de los ‘parientes pobres’. Y es que Pons es un pobre músico sin apenas capital que, a lo largo de su vida, ha aprovechado su exquisito gusto artístico para hacerse con una espléndida colección de arte. La gente piensa que está loco, que malgasta su escaso peculio hasta que, de repente, descubren que, por ejemplo, un cuadro de Alberto Durero no es un simple cachivache sino una carísima pintura. Y entonces es el hambre de dinero la que vuelve locos a los que le rodean.

, con toda su crudeza, es en el fondo un ácido sarcasmo lleno de humor donde la sociedad parisiense queda hecha añicos bajo la pluma de Balzac. Personajes importantes de La comedia humana junto a otros de nuevo cuño forman el ambiente de inmoralidad y deficiencia espiritual que, poco a poco, va ahogando al ilustre coleccionista. En sus últimos años, el novelista no deja de decir que en la Francia del siglo XIX no queda espacio para la gente sencilla y buena.

Leer a Balzac es uno de los grandes placeres que nos regalan los libros. Sus descripciones son inmejorables, sus diálogos pedazos de vida transportados al papel, sus tramas pequeños retazos de las miserias humanas, sus digresiones profundos pensamientos sobre la existencia y su sociedad… Todo en una prosa fluida, irrepetible, magníficamente austera y genial.

Salvador Monsalud, parafraseando lo que Samuel Johnson dijo sobre Shakespeare, escribió de su contemporáneo Balzac que en él cabía todo lo humano. A partir de la creación de personajes absolutamente creíbles narraba historias sencillas donde retrataba el mundo en el que vivió como si su pluma fuese una cámara fotográfica. El primo Pons es un ejemplo paradigmático de la excelsa calidad de uno de los mejores novelistas de siempre.

(Le cousin Pons)

Honoré de Balzac

Traducción de Carlos Pujol.

Pre-Textos 1999. 508 páginas. 30 euros. http://www.pre-textos.com/detalle.asp?id=355

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