Desde el pasado día 3 de Diciembre hay una exposición dedicada a la Pintura Flamenca que tiene el Museo del Prado en sus fondos. Una muestra interesante y que pone en valor su Colección (así, escrita con mayúscula) que ha generado además un buen catálogo.
La Escuela Flamenca que tiene el Museo del Prado merece un conservador, conservadora en este caso, un buen catálogo y la exposición. Así la pinacoteca cumple una de sus funciones principales como Museo (así, escrito con mayúscula).
Y esto es una cosa buena que se enfaticen las labores básicas que tiene encomendadas que hay veces se olvida, otras veces-incomprensiblemente criticadas.
La Escuela Flamenca es la que va desde los siglos XV al XVII. Y llega hasta nosotros gracias a que las Dieciséis Provincias de los Países Bajos fueron propiedad de la Corona de Austria.
Y ,como el Museo del Prado construyó sus colecciones a partir de las obras que fueron de la Monarquía, esta Escuela Holandesa (Flamenca) está representada (no muy bien representada todo hay que decirlo).
La Colección Flamenca (Holandesa) proviene fundamentalmente de lo que atesoraron Carlos V, Felipe II y Felipe IV además de Margarita de Austria, María de Hungría y de Isabel Clara Eugenia.
Tiene más de 1000 piezas y destacan sobre todas ellas las de Rubens, Jordaeus y Van Dyck que son las más apreciadas. Eso si hay que añadir además las otras ‘obras maestras’ de Memling, Patinir o Van der Weyden.
El catálogo que acompaña a la colección recoge 100 piezas, es decir el 10 % de las obras que atesora. Está firmado por la Conservadora de la Colección, Teresa Posada.
Hay que decir que en el catálogo, en la exposición y en sus fondos, manifiesta que esta sección Flamenca no es de primer nivel. Eso si hay que reconocerla que hay excepciones que confirman la regla.
Hay que volver a recordar que fueron reunidas y se conservan como consecuencia directa del gusto personal de los monarcas. Por ejemplo que a Felipe IV le gustaba, sobre todo, Rubens. Y eligió a este y se dejó en el camino a otros pintores de categoría de esta misma época, del Barroco holandés, como son Vermeer y Rembrandt.
La Escuela Flamenca representada en el Museo del Prado evidencia (y esta exposición señala) los desequilibrios que tiene. También ese es su encanto.
Los cuadros que más llaman la atención son los más conocidos y reconocidos de esta Escuela Flamenca y que están en las galerías del Museo. Un ejemplo de ello es La Artemisa de Rembrandt que ahora llaman Judit en el banquetede Holofernes. Obra de juventud del autor y que proviene de la colección aportada por el rey Carlos III.
No confundirlo con Judit presentado la cabeza de Holofernes de Salomon Bray. Es una pieza magnífica que resiste con gran dignidad su comparación con la de Rembradt y es una composición fuera de serie.
Lo mejor que tiene en sus fondos son, desde un punto de vista histórico, en conjunto, los paisajes clasicistas con obra de Herman van Swanerelty, Jan Both y Jan Aasseling.
Estos vienen de los cuadros hechos (y pintados) en el siglo XVII y destinados a la decoración del Palacio del Buen Retiro de Madrid.
Son buenos cuadros, espléndidos. Algunos son paisajes con unas iluminaciones dramáticas muy llamativos.
Esta exposición los pone en valor en si mismos y por comparación, sobre todo cuando han sido menospreciados apostando la gente por otros vedutistas de otras escuelas y/o zonas geográficas.
Hay también unos magníficos bodegones. Como los de Wilemm Claesz del siglo XVIII. Esta pintura de género es fundamental para entender el conjunto de la Escuela Flamenca.
Y los retratos que se enseñan son interesantes. Como el de Petronella Waert hecho por Gerard ter Brorch.
Completando esta exposición y actualización de la Escuela Flamenca que tiene el Museo del Prado está como ‘obra invitada’ La compañía del capitán Reynes Reael de 1637 y pintado por dos pintores: Hals y Codde.
Este retrato de grupo es de la misma época de La rendición de Breda (Las lanzas) de Velazquez y que data de 1634.
Yo, si tuviera que elegir un cuadro, convicción de gustos personales, me quedo con La incredulidad de Santo de Matías Stom, de estilo caravaggista.
Nota final:
Y decir que el término flamenco viene de la definición hecha en neerlandés sobre los naturales de Flandes (la actual Bélgica) que dicen Fleming. Ellos así mismo se denominan en flamenco Vlaams.
Holandeses en el Prado
Desde el 3 de Diciembre hasta el 11 de Abril de 2010 www.museodelprado.es