Un temprano retrato de Picasso que representa a un amigo de su juventud y un cuadro de Chagall titulado «La Révolution, ambos procedentes de una colección particular de Estados Unidos, se subastan el próximo 22 de junio en la sala Bonhams, de Londres.
El Picasso, un óleo sobre papel grueso pegado luego a un lienzo, muestra a un sastre catalán de apellido Minguell que le presentaron al artista durante su segunda visita a París en 1901 y que se convirtió en amigo suyo.
Picasso terminó el cuadro en Barcelona a comienzos del verano de 1901, cuando contaba veinte años, y se lo regaló a su amigo, acto de generosidad que pareció lamentar más tarde, cuando le compró el cuadro al modelo.
El artista malagueño lo conservaría más tarde como parte de su colección privada, lo que indica el afecto que sentía por esa obra. Según el escritor catalán Josep Palau i Fabre, es posible que el retrato estuviese expuesto ese mismo verano en la exposición que el marchante parisino Ambroise Vollard dedicó a Francisco Iturrino y Pablo Ruiz Picasso.
El hecho de que Picasso lo pintase sobre papel en lugar de directamente sobre lienzo es significativo, ya que marca un período en la vida del artista en que éste apenas ganaba dinero y no podía permitirse el lujo de comprar muchos lienzos.
Vivía entonces en un apartamento parisino con el poeta francés Max Jacob, con quien se turnaba para dormir en la misma habitación, y la descripción que hace Bonhams apunta a una escena que parece sacada de «Scènes de la vie de bohème, de Henry Burger, cuando dice que a veces tenía que quemar en la estufa sus propios dibujos para calentarse.
Picasso pintó este «Retrato de Minguell» el año mismo en que comienza su famoso período azul, tras el suicidio de su amigo Carles Casagemes, que le afectó profundamente, y los tonos azulados del fondo del cuadro parecen prefigurar ese período.
Se trata de un retrato que denota influencias de Goya y sobre todo de El Greco, por un lado, pero también de otros artistas contemporáneos como Toulouse-Lautrec o Théophile Steinlen.
El retrato tiene un precio estimado de entre 800.000 y 1,15 millones de euros. El cuadro de Chagall que se vende en la misma subasta es una bellísima obra que el artista ruso de origen judío conservó en su domicilio de Saint-Paul de Vence (en el sur de Francia) hasta su muerte en 1985.
Titulada «La Révolution, muestra, según los expertos, elementos tanto de la revolución rusa de 1917 como de la guerra civil española de 1936/39. En ella aparecen muchos elementos que resultan familiares a los conocedores de la obra de Chagall: violinistas, cabras, gallos y otros animales, parejas de recién casados, viejos que transportan sacos y saltimbanquis.
Los soldados armados y las masas revolucionarias que con fusiles y banderas rojas ocupan la parte izquierda del lienzo contrastan con las escenas de felicidad y de la vida diaria en cualquier «shtetl» judío de la Europa del Este de la parte derecha del cuadro.
En el centro, una figura barbuda se sostiene con un solo brazo sobre una mesa junto a la que aparece sentado un rabino con una torá. En su «catalogue raisonné, el experto franz Meyer identifica a la primera figura con Lenin.
En un principio se pensaba que Chagall pintó el cuadro en 1937, pero recientes estudios del comité Chagall indican que lo más probable es que el artista lo pintase o retocase en tres etapas distintas -1937, 1858 y 1968- dadas las similitudes de personajes, color y composición con otras obras de ese último período como «La Guerre» (1966). Bonhams estima el precio del lienzo de Chagall en 1.332.000 y 2 millones de euros.