La Feria del Libro de Madrid tiene cada vez más hueco para las historias contadas con viñetas, desde Mortadelo y Filemón hasta la nueva novela gráfica, en una muestra de que la lucha del género ilustrado por su presencia en casetas cargadas de prosa empieza a dar resultados.
Maus, de Art Spiegelman o recopilaciones de los volúmenes de Persépolis, de Marjane Satrapi, pueden encontrarse en la mayoría de casetas de librerías generalistas, al igual que recopilaciones de cómic tradicional español, reino dominado por Mortadelo y Filemón y el renacido Capitán Trueno, que vuelve a estar de moda.
«El último combate del Capitán Trueno está vendiéndose mucho y hay gente que, de paso, actualiza o comienza la saga con más tomos, explicaron a Efe en la caseta de Ediciones B, que también publica Motadelo y Filemón, Los Simpson o Super López. Son títulos que «se venden bien, porque son cómics «de los de toda la vida» que llegan tanto a los jóvenes como a un público más adulto.
En la pequeña librería generalista Sin Tarima, Santiago Palacio, uno de los socios, muestra varios trabajos del historietista francés Jacques Tardi, que son «difíciles de encontrar, como el libro La puta fábrica, de Jean-Pierre Levaray, o El Eternauta, un cómic argentino de ciencia-ficción publicado en los años cincuenta.
«Dentro de la librería una de las secciones es novela gráfica, algo que responde al interés personal y la necesidad de abarcar el mayor número de géneros posible, destaca Palacio, que también
cuenta con Persépolis entre sus propuestas.
En la línea del cómic clásico
Una visión diferente es la que aportan las casetas dedicadas al cómic, que llegan a la feria para «abrir mercado, afirma el ilustrador Dani Sejas, que trabaja con la editorial Dib-buks, una plataforma de cómic serio, pero con una línea juvenil y de aventuras, «que se acerca al cómic clásico franco-belga».
Entre las novedades de Dib-buks para la feria destaca El velo, una historia de terror «a lo Stephen King, diseñada por dos autores españoles, El Torres y Gabriel Hernández, y que antes que en España se publicó en Estados Unidos, donde fue destacada por la revista New Yorker.
«La primera edición de El velo se agotó en un mes -explica Seijas-, y su repercusión ha sido tal que Ahsley Wood, un ilustrador muy conocido en Estados Unidos, llamó a los autores para diseñar portadas».
Otras series de Dib-buks son Spidou, La tigresa blanca, Los innombrables, A.D.A. (Agencia de Detectives de la Antigüedad)» o Nemo, la interpretación de Brüno Marchand de la novela de Julio Verne 20.000 leguas de viaje submarino. Todas ellas tienen un gran número de seguidores en Francia.
«El mercado español todavía no puede compararse al francés o al belga, que son mercados reales, destaca Seijas, afirmando que uno de los mayores problemas del género es «la mala ubicación» que tiene en las librerías. «Ponen todo junto en el cajón desastre de la zona cómic, sin dividirlo por temática o edades, de ahí que las ventas sean mucho menores que en otros países, remarca.