sábado, septiembre 21, 2024
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Frobenius arroja luz sobre la turbulenta relación de Poe con su editor

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¿Sería Edgar Alan Poe el gran monstruo de la literatura tenebrosa que es hoy si no hubiera tenido por editor y albacea literario a Rufus Griswold? El autor noruego Nikolaj Frobenius no lo cree, y por ello en La cara del miedo (Roca), que ahora se edita en España, ahonda en la relación entre ambos, como Frobenius ha explicado hoy, en un encuentro con la prensa, que su fascinación por la figura del autor bostoniano comenzó en su juventud, ya que Poe tiene todos los componentes para fascinar a un adolescente: un genio torturado, aficionado al opio y el alcohol, la asfixiante atmósfera que se extiende en su obra y que anticipa los más atroces terrores…

Pero no fue hasta el 2001, tras los atentados del 11-S en Nueva York, cuando el escritor nórdico volvió a acercarse al autor de El cuervo. «En estos tiempos de desastre económico, de epidemias, atentados y terror generalizado, me interesaba el miedo como fenómeno, y por eso volví a Poe, ha comentado Frobenius, quien al empezar a profundizar en la vida del estadounidense descubrió el demoledor obituario que el 9 de octubre de 1849 le dedicó su editor y antagonista literario, Rufus Griswold.

Aquel obituario, del que se hicieron eco numerosos periódicos estadounidenses, lo escribió Griswold muy poco después de que en su lecho de muerte Poe le encomendaba que fuera su albacea literario. Pero Griswold dedicó el resto de su existencia a sembrar la ignominia en la obra y la figura del bostoniano. Y aquí encontró el escritor noruego la prometedora semilla de una novela, el eterno conflicto entre crítico y creador: Poe y Griswold se odiaron, se desprestigiaron a través de la mutua crítica (anónima) de sus respectivas obras, rivalizaron por la misma mujer, también por dinero, y sin embargo se respetaban.

Latente atracción homosexual

«Creo que sentían una atracción mutua a la vez que un profundo odio, ha sostenido Frobenius. El autor se ha aventurado más allá y cree ver, aunque no tenga pruebas ni lo haya plasmado en este libro, una latente atracción homosexual de Griswold por Poe. Enamorado o no, lo cierto es que el editor se empeñó a fondo en manchar el nombre del escritor después de muerto: re-escribió su biografía, sembró maledicencias, calumnió e irónicamente, lo único que logró fue una excelente contribución a que la figura de Poe fuera mitificada: «creó un monstruo de la literatura, en el mejor de los sentidos.

A partir de aquí y tras una meticulosa investigación, el escritor ha hilado en «La cara del miedo» una trama que mezcla realidad -la polifacética relación de Poe y Griswold- con ficticio suspense, a la vez que recrea el encarnizado ambiente del Nueva York literario del siglo XIX, en el que el ansia por ser publicado y por el vil metal todo lo corrompía. Frobenius ha querido escribir esta novela «a lo Poe, introduciendo algún elemento de horror, y lo ha hecho en forma de guiño al hombre errante que protagoniza el relato El hombre entre la multitud.

El proceso de documentación, ha narrado, no ha sido fácil, ya que es difícil saber qué es cierto y qué mito en la vida de Edgar Alan Poe, a quien le encantaba alimentar con rumores e historias inventadas el misterio en torno a su figura. «Se pasó la vida contaminando su propia biografía, ha opinado. Frobenius, cuya presencia hoy en Madrid se enmarca dentro de la Feria del Libro, dedicada este año a la literatura nórdica, está inmerso ya en la documentación para su próximo libro, aunque no desveló qué personaje histórico le ha inspirado en esta ocasión.

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