La periodista Soledad Verdú Rotellar, que desarrolló toda su trayectoria profesional en la Agencia EFE, ha muerto la pasada madrugada en Madrid tras sufrir, en los últimos meses, graves problemas de salud.
Nacida en Madrid, el 16 de octubre de 1953, era periodista por la Escuela Oficial de Periodismo, y en 1992 hizo un Máster de esta especialidad en la Universidad de Nueva York. Además era licenciada en Filología Hispánica.
Ingresó en Efe el 15 de enero de 1977 como redactora de Efe-Gráfica (CIFRA), y poco después orientó los primeros pasos de su vida profesional a la información de temas de Interior y Justicia, especializándose en el periodismo de investigación de Sucesos.
En esta faceta se enfrentó a casos tan resonantes como el del asesinato de los marqueses de Urquijo, la muerte del Nani y el caso de la dulce Neus.
De esta última, acusada de inducir a su hija mayor para que asesinara a su padre, dio la exclusiva de que se había escapado de la cárcel en Barcelona y había huido a Portugal acompañada de su hija.
Era firme partidaria de acudir a las fuentes más directas. Sus compañeros recuerdan múltiples ejemplos, como el día en que llamó por teléfono a un banco que estaba siendo atracado y logró hablar en directo con el atracador.
Su aspecto frágil y aniñado, junto con su larguísima cabellera rubia, contrastaban notablemente con el ambiente sórdido o violento en el que transcurrían muchas de sus informaciones.
En 1993, tras un año de excedencia donde amplió estudios en Estados Unidos, paso a ocuparse de la información cultural, y tres años más tarde, en octubre de 1996, fue nombrada responsable de Cultura del Departamento de Nacional de Efe.
Desde este puesto entrevistó a personalidades como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o José Luis López Aranguren. En enero de 1998 fue nombrada editora de Nacional, y poco después pasó al turno de noche, en el que a partir de junio de 2005 ejerció como redactora-jefa, cargó que desempeñó hasta el pasado año, en el que las enfermedades se cebaron en ella.
Amante de la investigación y de patear la calle en busca de la noticia, con su muerte se extingue uno más de los periodistas de raza, de la vieja escuela, que poco a poco comienzan a ser historia.