Ajeno a los circuitos radiofónicos, Loquillo considera que la prohibición y la ocultación son deseables en la música porque generan corrientes subterráneas: en su caso, el no sonar en las ondas le ha hecho «más legendario» y deseado por su público.
Así se ha expresado el rockero catalán en una entrevista a Efe con motivo de su participación en el videojuego «Guitar Hero. Warriors of Rock, en el que pone voz al narrador. «Es normal que me hayan elegido a mí, soy el guerrero del rock más importante de este país de los últimos 30 años, ha afirmado sin modestia.
«Rara avis, sin tapujos ni el más mínimo atisbo de duda a la hora de contestar cualquier pregunta, Loquillo reconoce haber hecho siempre lo que le ha dado la gana y en estos momentos graba un disco con poemas de Luis Alberto de Cuenca.
El músico está entusiasmado con el proyecto, que llevaba persiguiendo 10 años, y considera esta etapa como una de las más importantes de su carrera junto a la grabación de «La vida por delante» y «Mujeres en pie de guerra».
«Es un momento de aquellos fabulosos, que es el momento de la creación absoluta, ha indicado Loquillo, quien reivindica a De Cuenca como «el poeta contemporáneo más interesante de su generación».
Por su mente rondan otras dos ideas con insistencia. La primera, grabar con una banda de gente muy joven: «Soy un vampiro, entonces de vez en cuando necesito carne fresca».
Arriba y abajo
La segunda, la que más ilusión le hace, es reunirse el año que viene con sus colegas Andrés Calamaro, Enrique Bunbury y Jaime Urrutia: «Sería algo grande para la música de nuestro país, muy grande, y además es necesario».
Parte de su éxito reside en la miopía y el astigmatismo: «He triunfado en el mundo del rock porque en las primeras actuaciones no veía que no había nadie, ha bromeado. Loquillo es un nostálgico, un «hombre del siglo XX, sin embargo, asegura que han sido las nuevas generaciones las que han vuelto a ponerle «en el sitio».
«Envejeceré con dignidad y elegancia y sabiendo muy bien quién soy, pero no intentando ser ni como era cuando tenía 19 años ni pretender ser el más moderno. Siempre he procurado mantener un equilibrio perfecto entre mi estado físico, mi edad mental y la música que hago, ha apuntado el intérprete de «Cadillac solitario».
Con mucho amor propio y coherencia, entiende la vida como «una batalla campal desde el principio» en la que hay que utilizar los momentos malos para reafirmarse. Y es que a él le educaron para trabajar y luchar: «He estado arriba y abajo varias veces, pero no me preocupa porque sé que me levanto y listo».
Loquillo niega que el rock sea un entretenimiento, es un estilo de vida y una actitud en la que debe existir una relación entre ética y estética y en la que subyacen tesis intelectuales.
Los del ‘no a la guerra’
Cree el cantante que hay mucha creatividad en la música española, pero ha atacado sin piedad «esa mierda que suena en las radiofórmulas» porque no representa lo que se está haciendo en la calle y en los locales de ensayos.
El autor de «Balmoral» también ha criticado que la actualidad esté marcada por el Mundial de Fútbol: «Es curioso que 13 jugadores multimillonarios representen a un país. Yo pensaba que al país lo representaban sus estadistas, sus creadores, sus científicos».
Escéptico con los políticos actuales, Loquillo esperaba un pacto de partidos para sacar al país de la crisis. Como el asunto ha quedado en «una guerra de niños, vaticina que las próximas elecciones las ganará el «partido de la abstención».
«¿Qué va a ser de un país que no fomenta la lectura, en el que el primer recorte es a la cultura?. ¿Por qué no nos vamos de Afganistán, por ejemplo? ¿Dónde están los artistas que decían aquello del ‘no a la guerra’? Ay, las subvenciones, ha finalizado.