Asa Larsson, famosa escritora sueca de novela negra, al igual que su colega Stieg Larsson, considera que este género explora «la parte oscura de la sociedad y también la de uno mismo».
Larsson acudió a los Cursos de Verano organizados por la Universidad Complutense en San Lorenzo del Escorial para hablar sobre la novela negra, dentro del curso «Recordando a Pepe Carvalho», personaje del género negro ideado por Manuel Vázquez Montalbán en los años ochenta.
Durante su conferencia, Larsson, nacida en Uppsala aunque educada en la localidad minera de Kiruna, ha recordado que en el mundo «todos los días y a todas las horas» se cometen asesinatos, maltratos y toda una serie de fenómenos violentos, con los que, ha dicho, «convivimos a diario».
La autora sueca ha recordado que comenzó a escribir en la baja maternal de su primera hija, al descubrir, en un momento en el que supuestamente debía ser feliz, que vivía en el aburrimiento, lo que la llevó a buscar la solución dentro de su mente.
Ha relatado cómo su vuelta a Kiruna para visitar a una amiga la hizo fijarse en la foto de un hijo adolescente, y cómo su imaginación transformó la contemplación de esa imagen en la de un bello cadáver en la blanca nieve, de la que surgió el personaje de su primera novela.
Desde entonces, Asa Larsson ha publicado cinco novelas protagonizadas por Rebecka Martinsson -las dos primeras, «Auroraboreal» (2003) y «Sangre derramada» (2004) traducidas ya al español-, mientras prepara la sexta y última entrega de la saga.
Según la autora, Martinsson comparte con ella su localidad natal, Uppsala, y que sus historias transcurren en el pueblo minero de Kiruna, ubicado cerca del Círculo Polar Ártico.
«Ella viene del Norte de Suecia, como yo, y se siente como un perro amarillo en el centro del país, dónde los del norte tenemos fama de maleducados, de beber demasiado y de decir muchas palabrotas, en definitiva, de no saber cómo comportarnos», ha asegurado Larsson.
La escritora ha afirmado que «en ésto me reconozco en ella, pero si nos pareciésemos tanto no habría necesitado seis largos meses para pensar cómo quería que fuera mi protagonista», y ha considerado que Rebecka Martinsson es «más solitaria que yo y, además, no le importa lo que la gente piense de ella».
Ha reconocido que su interés por la Biblia, libro de cabecera, la llevó a escribir novela negra, y ha asegurado que el Antiguo Testamento «no es sólo un libro de relatos fantástico, sino que también está repleto de geniales introspecciones psicológicas».
Según Larsson, Rebecka Martinsson es un homenaje a Martin Beck, conocido comisario de una saga policíaca nórdica, su forma de «hacerle un guiño» a una serie «que forma parte de una tradición en Suecia».
Para la autora, un escritor nunca pierde la relación que establece con sus personajes. «Te puedes olvidar de la trama de la novela, pero nunca de los personajes», ha asegurado, para subrayar que ella los recuerda «como a viejos parientes que ya han fallecido».
La proliferación de escritores suecos de novela negra la justifica por la abundancia, en los años ochenta, de demasiada novela contemporánea centrada en la autoreflexión.
«Los lectores necesitaban buenas historias, algo que se había dejado un poco de lado en esa época, y con la novela negra eso se recupera», ha añadido.
En su opinión, el género negro es «el lugar perfecto para debatir sobre valores, la moral, la justicia y el lado oscuro de la gente», algo que ella piensa seguir haciendo de momento, al haber encontrado, ha dicho, «el rumbo» que perdió en un momento pasado de su vida.