La Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) invistió doctoras honoris causa a dos de las figuras más destacadas de la escena española, la mezzosoprano Teresa Berganza y la actriz Nuria Espert, quienes han resaltado su amor por la música y el teatro y la importancia que estas artes en sus vidas.
La Reina Sofía ha presidido en Santander la ceremonia de concesión de estas distinciones, que la UIMP ha otorgado a Berganza y Espert por sus «excelentes dotes artísticas» y por su trabajo en favor de la música, en el caso de la cantante, y por su filmografía y larga y fructífera carrera en el teatro, en el de la actriz.
El rector de la UIMP, Salvador Ordóñez, ha afirmado que las dos se han dejado en los cursos de verano de esta universidad «jirones» de su experiencia y de su «ejemplo moral, artístico y profesional».
Las dos artistas nacieron el mismo año, 1935; empezaron su carrera muy jóvenes, han triunfado en los escenarios de todo el mundo y, según el rector, también comparten su amor por el riesgo, el rigor en sus profesiones, su compromiso con la realidad y su condición de «divas».
Tras su investidura, la mezzosoprano madrileña ha recordado la pasión que desde niña sintió por la música, que «es, después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable», y ha reclamado que los estudios musicales tengan una mayor cabida en la universidad española.
Berganza ha pedido que músicos y cantantes sean incluidos en las titulaciones universitarias. «¿No merecemos, ya que somos capaces de crear belleza, armonía y arte, el reconocimiento que merecen otras disciplinas artísticas?», se ha preguntado.
La cantante, quien ha destacado la vinculación de su carrera con la ciudad de Santander, ha defendido la labor pedagógica de los artistas, como un signo de «inteligencia y generosidad», y ha afirmado que mantener viva la memoria, la cultura y el legado de los antecesores «significa el triunfo de la verdad y la justicia frente a un mundo de superstición y barbarie».
Berganza ha recordado a sus padres, que le inculcaron «la pasión» por la música; a su maestra Lola Rodríguez de Aragón, que le enseñó que sin disciplina no habría sido posible su carrera; a su gran «amigo y gran compañero» Alfredo Kraus, y al director de orquesta Ataulfo Argenta.
La presidenta de la Fundación Albéniz, Paloma O’Shea, quien ha actuado como madrina de Berganza, ha dicho que la cantante es «artista en toda la dimensión de la palabra» y ha subrayado la «generosidad profundamente estética con la que trata a los demás», su naturalidad asombrosa y su extraordinaria «vocación pedagógica»
La actriz Nuria Espert ha confesado que nunca se ha sentido «tan fértil y ambiciosa» como ahora, después de 60 años en los escenarios, y se ha descrito como una mujer de teatro, en el que ha hecho «literalmente de todo» y al que ama «cada día más y más».
Ha relatado que comenzó en el teatro profesional a los 13 años, con la misma «falta de entusiasmo» con que hubiera empezado a trabajar en una de las fábricas de su barrio, «sólo que aterrorizada», pero cinco años más tarde ya comprendió que haría de ese trabajo su «lugar en el mundo», su forma de vida y lo que le ayudaría a ser lo que quería ser.
La actriz ha dicho que aún le queda mucho por hacer y por aprender, porque acumula «tesoros de emociones e ideas» que todavía no ha sabido mostrar y que le «atormentan» porque teme que se le acabe el tiempo.
El abogado Antonio Garrigues, que ha hecho el elogio de la actriz, ha afirmado que Nuria Espert estaba condenada a «ser teatro».
«No es que Nuria sea buena, realmente buena como actriz de teatro, es algo más que eso. Es que Nuria es el teatro puro y maravilloso teatro», ha dicho.