La actriz Lindsay Lohan se entregó ayer a las autoridades californianas para iniciar su condena de 90 días en prisión por violar su libertad condicional después de ser detenida por conducir ebria en 2007.
Lohan llegó a los juzgados de Beverly Hills pasadas las 8.30 de la mañana hora local (15.30 GMT), donde la esperaban decenas de medios de comunicación y algún fan que la recibió al grito de «Lindsay te quiero» junto con un cartel en el que se leía «Libertad para Lindsay».
La actriz, de 24 años y protagonista de películas como «Freaky Friday» («Ponte en mi lugar», 2003), compareció ante la juez Marsha Revel para hacer efectiva la condena de prisión que le impuso el 6 de julio.
Revel sentenció a Lohan a pasar 90 días en la centro penitenciario Century Regional Detention Facility en Lynwood, California, después de que la actriz violara su libertad condicional al no acudir a sus clases semanales de educación contra el alcoholismo.
Lohan pasó los últimos tres días en un centro de rehabilitación desde donde se trasladó hasta los juzgados para ser entregada a las autoridades que la trasladaron hasta la prisión en la que se calcula que al menos pase entre dos semanas y un mes.
La joven se beneficiará de la política del departamento del Sheriff de liberar a los reclusos no violentos antes de la finalización de su pena debido a la sobrepoblación de las prisiones. Una vez en la calle, Lohan tendrá que pasar tres meses ingresada en un centro de rehabilitación y permanecer sobria durante el próximo año.
La juez Revel ordenó que Lohan sea sometida a controles aleatorios de drogas y alcohol hasta agosto de 2011, fecha en la que termina la vigencia de su libertad condicional. En declaraciones a la revista People, Steve Whitmore, portavoz de la oficina del Sheriff, indicó que Lohan sería segregada del resto de las reclusas para «su protección»