Las veintidós Academias de la Lengua Española no quieren quedarse «desfasadas» y, además de incluir ese adjetivo entre las novedades que se incorporan hoy a la página web del Diccionario, han admitido voces como abducir, antiespañol y «jet lag», y otras coloquiales como cultureta, muslamen y obrón.
Estos ejemplos forman parte de las 2.996 enmiendas y adiciones al Diccionario que las instituciones encargadas de velar por la unidad del español han consensuado en los tres últimos años y que «demuestran la viveza del idioma», afirma en una entrevista con Efe el secretario de la Real Academia Española, Darío Villanueva.
La amplia lista de novedades -a la que ha tenido acceso Efe- actualiza en la red la XXII edición del Diccionario, cuya versión electrónica recibe cada día «un millón de consultas», y constituye un adelanto de la XXIII, que se publicará en 2013.
El elevado interés que suscita esa obra esencial de referencia entre los hispanohablantes obliga a las Academias a estar «en el tajo siempre, haciendo aportes continuos para seguir el ritmo de la sociedad y del idioma», señala Villanueva.
Entre las palabras que entran ahora en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) hay una que es una vieja reivindicación de los expertos en medio ambiente: «ambientalista», y que también se aplica a la persona «que se preocupa por la calidad y la protección del medio ambiente».
El verbo «abducir», que series de televisión como «Expediente X» pusieron de moda, se abre hueco en el Diccionario. Uno puede quedar abducido por «una supuesta criatura extraterrestre» o, si es un excelente escritor, puede «abducir a los lectores con sus novelas».
En tiempos como los actuales, de crisis económica generalizada, no podía faltar la palabra «anticrisis» en el DRAE, perfecta para las medidas que los gobernantes aprueban estos meses.
Y, como anunció la Academia hace unos días, también se incluye el «libro electrónico», en su doble acepción: «Dispositivo electrónico que permite almacenar, reproducir y leer libros» y «libro en formato adecuado para leerse en ese dispositivo o en la pantalla de un ordenador».
Los académicos han preferido la expresión «libro electrónico» en lugar de castellanizar el «e-book» (así figura en el Diccionario de María Moliner). Darío Villanueva se muestra «muy orgulloso» de la rapidez con que las Academias «han dado respuesta» a esta realidad digital.
La voz «aberzale» ya figuraba en el Diccionario pero ahora se cambia esa grafía por la original en euskera: «abertzale» («Dicho de un movimiento político y social vasco, y de sus seguidores: nacionalista radical»).
«Antiespañolismo» y «antiespañol», es decir, quien es «contrario a todo lo relacionado con España», son novedades aprobadas por las 22 Academias de la Lengua, como también lo es «antibritánico».
Las mujeres de medio mundo entienden de productos «anticelulíticos» y quien más y quien menos ha probado los tratamientos «antiestrés» .
El «art déco» y el «art nouveau» tienen ya entrada en el Diccionario, eso sí, escritas en cursiva porque son locuciones francesas.
Cuando el cineasta español José Luis Borau ingresó en la Academia prometió luchar por el término «buñueliano», y ahí está entre las novedades que hoy llegan a la página web de la RAE (www.rae.es). Por algo Luis Buñuel es uno de los grandes directores de todos los tiempos.
Los académicos suelen estar muy atentos al lenguaje de la calle y le han dado el visto bueno a voces coloquiales como «cultureta» que, en plan despectivo, es esa «persona pretendidamente culta»; «curalotodo» (medicina o remedio para cualquier enfermedad), o «meloncete» (muchacho poco avispado).
«Muslamen» (muslos de una persona, especialmente los de mujer), «obrón» (obra de gran envergadura) y «rojillo», ese individuo de «tendencias políticas más bien de izquierdas», son términos coloquiales incluidos en el Diccionario.
También entran en el DRAE el consabido «chiste verde» (el «de contenido erótico», se aclara) y voces como «festivalero», «grafitero» o «teleconferencia».
Quienes recorren miles de kilómetros en avión saben lo que es padecer «jet lag», locución inglesa admitida ahora como sucede con espray, aunque en este caso la voz inglesa se ha españolizado.
El «tsunami», es decir, esa «ola gigantesca producida por un seísmo o una erupción volcánica en el fondo del mar», llega al Diccionario, al igual que numerosos términos o expresiones pertenecientes al ámbito económico: «bonus», «bróker», «acción de oro», «ahorro forzoso» o «base monetaria» son algunos de ellos.