El juez español Baltasar Garzón y la senadora chilena Isabel Allende respaldaron este miércoles en Buenos Aires la candidatura al Nobel de la Paz de las Abuelas de Plaza de Mayo, que logró devolver su identidad a 101 hijos de desaparecidos durante la última dictadura argentina.
«Este grupo de mujeres merece este reconocimiento por su lucha por una justicia pacífica, que trasciende las fronteras de Argentina, dijo Garzón en el acto de presentación del Consejo Nobel de la plataforma ciudadana de aval a la candidatura de la organización humanitaria argentina.
A este consejo se han sumado «embajadores internacionales» de esa candidatura, entre ellos los cantantes españoles Joan Manuel Serrat e Ismael Serrano, el periodista británico Robert Cox y el uruguayo Víctor Hugo Morales, y el cantautor argentino León Gieco, además de Garzón y Allende.
En el acto, que se realizó en el Senado argentino, el juez español dijo que «ya es tiempo» de que el Nobel de la Paz se conceda a «aquellos que luchan permanentemente desde la indefensión más absoluta para que se haga justicia y que ésta ocupe el lugar que le corresponde como instrumento de paz».
«La paz sin justicia realmente no es paz, afirmó.
La senadora Allende, hija del asesinado presidente chileno Salvador Allende (1908-1973), destacó el «trabajo incesante» de las Abuelas para restituir a los niños hijos de desaparecidos a sus legítimas familias que, a su juicio, «ha creado en el mundo entero una verdadera conciencia sobre la necesidad de que estos hechos cruentos nunca más vuelvan a repetirse».
Allende sostuvo que las Abuelas son un «referente moral» y un «ejemplo» en la lucha por los derechos humanos, algo que de por sí las hace «merecedoras» del Nobel, aunque señaló que el premio lograría que su acción «sea reconocida mundialmente y se sepa la verdadera historia».
La candidatura es promovida por el senador oficialista Daniel Filmus, quien impulsa la campaña a favor del premio para las Abuelas desde 2008, nominación que el Comité Nobel aprobó finalmente en abril pasado.
«El coraje de las Abuelas se transformó en perseverancia en la lucha por la verdad y la justicia, dijo el senador y ex ministro de Educación, quien destacó que las Abuelas «nunca pidieron justicia por mano propia».
La presidenta de las Abuelas, Estela de Carlotto, apuntó que trabajarán por lograr el galardón, pero afirmó que para ellas «no hay mejor premio Nobel que encontrar a un nieto».
Desde 1977, las Abuelas se dedican a localizar y restituir a sus legítimas familias los niños secuestrados y desaparecidos por la represión en Argentina, que tomó a los hijos de los miles de secuestrados políticos como «botín de guerra».
Como parte de su labor, que ha logrado restituir su verdadera identidad a un centenar de jóvenes, las Abuelas impulsaron la creación del Banco Nacional Genético y de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi).
También impulsaron un conjunto de leyes que permite a los jueces que intervienen en causas por apropiaciones obtener muestras de ADN por medios distintos a la inspección corporal y que habilita a las asociaciones o fundaciones constituirse como querellantes en los procesos por crímenes de lesa humanidad.
Por iniciativa de las Abuelas de Plaza de Mayo, unos 3.300 jóvenes argentinos han acudido a la Conadi para investigar su procedencia, debido a que se calcula que unos 500 bebés fueron robados a sus padres durante la dictadura militar (1976-1983).
A nivel internacional, las Abuelas impulsaron la incorporación de tres artículos en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y el Adolescente que garantizan el derecho a la identidad.
Hasta el momento, Argentina cuenta con un único premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, distinguido en 1980 por su lucha en favor de los derechos humanos durante el último Gobierno de facto.
Para la promoción de la candidatura se ha constituido la asociación civil Abuelas de la Paz, volcada a reunir el apoyo de la mayor cantidad de personalidades de todo el mundo que trabajan por la paz.