Septiembre se acaba y es hora de hacer resumen. La temporada ha empezado fuerte, por lo menos en Madrid. Con dos espectáculos magníficos y en ambos el compositor fue Piotr Ilich Chaikovski: la ópera Eugenio Oneguin en el Real que ya comenté. Hoy quiero hablar del ballet El lago de los cisnes que se representó con éxito grandioso en el Teatro de la Zarzuela.
Fue una auténtica maravilla, no solo la representación de la obra con coreografía de Marius Petipa y Leiv Ivanov y revisada por el propio Ángel Corella. Detrás de esta función había un auténtico milagro de esos que ocurren de vez en cuando en nuestro país.
La historia la conocen por repetida: española o español que debe emigrar para desarrollar su profesión y que durante ese tiempo aparte de consagrarse mundialmente va concibiendo un sueño que consiste en que otras u otros compatriotas no deban emigrar para realizar lo que les gusta. ¿Les suena, verdad? Han sido muchos y en diversos campos de la ciencia y las artes.
En este caso estamos hablando de Ángel Corella, una figura mundial. El páramo cultural español era (todavía lo es) el Ballet Clásico. Un arte que ha exportado numerosos bailarines entre la indiferencia culposa de muchos responsables durante los últimos veinte años.
El milagro es que el sueño de Ángel Corella encontró su albergue en la Comunidad de Castilla y León y su hogar en La Granja de San Ildefonso, justo al lado de Segovia.
Era el año 2006. Hoy el Corella Ballet Castilla y León no solo es la mejor compañía española de ballet clásico, lo cual es fácil ya que casi no existe competencia, sino que ha actuado con enorme éxito tanto en los principales teatros y festivales españoles y también ha realizado su presentación en Nueva York donde la aceptación del público estuvo a la altura del prestigio que allí goza su director.
Es una historia bonita que espero no tenga fin. El lago de los cisnes es un maravilloso peldaño más de esta fantasía: un sueño de Corella, de las magníficas bailarinas Carmen Corella, Natalia Tapia, Kazuko Omori, Cristina Casa Mª José Sales de los bailarines Herman Cornejo, Dayron Vera, Fernando Bufalá, Kirill Radev y Yegnev Uzlenkov y también nuestro.