Desde que ha ganado el Premio Nobel, Mario Vargas Llosa ha visto su rutina de trabajo «saltar por los aires», pero espera que sea una situación transitoria, porque quiere volver pronto a ese «placer supremo» de la literatura y proseguir con su sueño de «escribir buenas novelas».
«A mí me encontrará la muerte con la pluma en la mano», dijo hoy el escritor, en una multitudinaria conferencia de prensa en Madrid, en la que habló de su hueva novela, «El sueño del celta» (Alfaguara), y de cómo ha cambiado su vida tras la concesión del Nobel de Literatura, el pasado 7 de octubre.
A Vargas Llosa le dan «envidia los escritores que tienen vidas interesantísimas, infernales, demoníacas», pero no es así la suya. A él le gusta su rutina de trabajo, pasar horas en las bibliotecas, cultivar la amistad y escuchar música clásica. «Mediocridades de este tipo», señaló el escritor ante más de un centenar de periodistas de todas las partes del mundo.
Su nueva novela está protagonizada por un personaje «fascinante», «visionario», «mitad héroe, mitad hombre normal», que fue uno de los primeros europeos en denunciar la atrocidades cometidas por el colonialismo en el Congo y en la Amazonía.
Ha respetado los hechos básicos de la vida del protagonista, Roger Casement, pero también ha inventado mucho. «Yo sólo miento cuando escribo novelas».