viernes, noviembre 29, 2024
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Javier de Frutos coreografía un cuento de Andersen

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Todavía dolido por el escándalo de su última producción londinense, que le dejó prácticamente sin trabajo durante un año, Javier de Frutos coreografía ahora un cuento de Hans Christian Andersen con música de los Pet Shop Boys.
      
En conversación con EFE en un camerino del teatro Sadler’s Wells, De Frutos dice estar «sorprendido por la violencia» del público que asistió a su anterior creación, un homenaje a Diaghilev en forma de sátira titulado «Condena Eterna de Sancho y Sánchez», y sobre todo por el hecho de que ese malestar se dirigiese contra los bailarines.
      
«No lo entiendo sobre todo en un país con una tradición literaria de sangre y violencia con autores que van de William Shakespeare o Christophe Marlowe hasta Sarah Kane», señala el coreógrafo español, de 48 años, que no ha superado el hecho de que también la BBC boicoteara la obra.
      
«Aquélla era una obra muy barroca en el espíritu de Diaghilev, que en unión de Jean Cocteau se dedicó en su día a tocarle las pelotas al público en busca siempre de titulares. Respondía a un trabajo serio de investigación», explica De Frutos, que reconoce que el personaje de «Condena Eterna…» que suscitó mayor polémica, el del Papa escocés, era totalmente inventado.

Nueva producción
      
Con su nueva coreografía, basada en una fábula del famoso cuentista danés titulada «Lo más increíble», De Frutos quiere quitarse ahora la espina o, como él mismo explica, «hacer expiación» por aquello. La idea de coreografiar a Andersen no fue suya -si se habla de favoritos, los suyos son los novelistas estadounidenses Tennessee Williams o Carson McCullers-, sino que fue una propuesta de los Pet Shop Boys y del bailarín ucraniano Ivan Putrov, antigua estrella de la Royal Opera House.
      
En sólo tres páginas, Andersen cuenta la historia de un rey que ofrece la mitad de su reino y la mano de su hija a quien invente «la cosa más increíble». El concurso parece haberlo ganado un hombre que inventa un reloj maravilloso en el que con cada campanada aparece una nueva figura como Moisés, Adán y Eva.
      
Pero sale luego un competidor celoso, interpretado por Putrov, que hace algo más increíble que la creación de un reloj tan bello que es destruirlo y gana la apuesta. Pero en el momento de boda, el reloj se recompone como por arte de magia y todos se muestran de acuerdo en que esto es algo aún más inverosímil, con lo que el creador del original puede por fin casarse con la princesa.
      
De Frutos y los Pet Boys han tenido como colaboradores en este proyecto a la galardonada diseñadora escénica Katrina Lindsey y al también premiado creador de cine de animación Tal Noster, además de dieciséis bailarines y una orquesta de veintiséis miembros. El coreógrafo se dice encantado de haber podido trabajar desde el comienzo con músicos vivos, dos personas que llevan ya «treinta años en el oficio» y que se caracterizan por «una gran curiosidad intelectual».
     
Es la primera vez que los Pet Shop Boys han compuesto música para un ballet aunque antes crearon la partitura para el filme «El acorazado Potemkin». La escenografía y el trabajo en vídeo de la producción se basan sobre todo en el constructivismo ruso y en la estética de películas como «Metrópolis», de Fritz Lang, explica el coreógrafo.
      
«Se trata de mostrar un mundo opresivo aunque luego se suaviza, un poco al modo de (Paul) Taylor (coreógrafo estadounidense) o del último (George) Balanchine», agrega.

El espectáculo se divide en tres actos, división que no se utiliza mucho en la danza moderna, y la música cambia con cada acto, señala De Frutos. Preguntado si se animará a hacer alguna coreografía más con un cuento de Andersen, De Frutos cuenta que el otro día le llamó desde Alemania uno de los Pet Shop Boys, para hablarle de la posibilidad de hacer «El Traje Nuevo del Emperador».
      
Lo más inmediato, sin embargo, es un trabajo que prepara para el National Theatre, de Londres, con el director escénico británico Rufus Norris y la diseñadora Katrina Lindsey, titulado «London Road», una especie de documental puesto en música que utiliza las declaraciones de los testigos de un caso célebre: el asesinato de cinco prostitutas en la localidad inglesa de Ipswich en 2006.
      
Luego, con el Rambert Ballet, participará en el centenario de su autor favorito, Tennessee Williams, con un espectáculo que utiliza la música creada por el norteamericano Alex North para su a obra «Un Tranvía Llamado Deseo», y realizará en octubre en Tel Aviv una versión nueva de «Cabaret».
      
       
       

Joaquín Rábago/Efe

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