El zombi clásico se pirra por los cerebros y camina con grandes dificultades, pero este cliché desaparece por completo en ‘Al tercer día’, un tebeo de Enric Rebollo donde los muertos vivientes salen de copas y fichan cada día en el trabajo.
‘Es una historia violenta, con ritmo, sin otra pretensión que no sea pasar un buen rato leyendo y disfrutando con el dibujo. No tenía especial interés en hacer una sátira, porque el fenómeno zombi ya es una parodia en sí mismo’, explica el dibujante en una entrevista con Efe.
La trama nos sitúa en Barcelona, donde un buen día estalla el Apocalipsis. ‘¡Cataluña, tierra de oportunidades! ¿Dónde podría empezar una invasión zombie si no fuera en esta ciudad tan cosmopolita?’, se cuestiona el autor.
El protagonista del cómic se llama Jesús, que abandona su condición de paria social y se convierte en el héroe de la historia. ‘A todos nos cambia la voz en una semana, y la primera vez que follamos sin pagar se nos hincha el pecho durante una semana. Los grandes hombres se crecen en momentos de crisis’, afirma Rebollo.
Obligado por las circunstancias, Jesús lleva a cabo una ‘limpieza’ a fondo de la Ciudad Condal. Y si tiene que prenderle fuego al Camp Nou, pues se le prende fuego al Camp Nou. Todo vale con tal de ponerle fin a la plaga de muertos vivientes.
El ilustrador concibió la historia ‘una noche de verano, en un bar’. ‘Iba con un amigo que, en el momento de empezar, ya estaba bastante más borracho que yo. Actualmente un bar te da más facilidades para empezar un negocio que el Estado’, afirma.
La libertad creativa fue un motivo poderoso en la elección del género zombi, ya que ‘es un mundo en el que todo está permitido’. ‘No hay normas, por eso nadie puede discutirme si no hago lo que está ‘normalizado’ en el libro de estilo de los zombies’, defiende el responsable de ‘Al tercer día’ (Glénat).
Con todo, el ilustrador no manifiesta un especial interés por esta clase de historias. ‘Este género me atrae por lo fácil que es dibujar zombis. Como guionista, me deja decir cosas que personajes normales no podrían decir, porque sonarían políticamente incorrectas’, señala.
El tebeo no se priva de imágenes crudas, reflexiones machistas o planteamientos blasfemos. ‘El único tabú es el sexo explícito en una historieta que no sea porno. No me gustan los artificios para salir en la prensa. Me gusta hacer lo que me pida la historia y no cargarla de niños muertos, como la película ‘A serbian film», apunta Rebollo.
Más curiosa es la parte del incesto: Jesús cree que es el único superviviente, lo que significaría la extinción de la raza humana. Sin embargo, se reencuentra con su hija, a la que ya creía convertida en una zombi. El resto es cuestión de atar cabos.
‘El Jesús de los cristianos es el fruto de una paloma y una virgen. Quizás eso sea más extraño todavía, pero nadie lo cuestiona’, apunta el dibujante.
Redacción