Wes Craven, el maestro del terror, vuelve a la carga con ‘Scream 4’, la saga que revitalizó su carrera a finales del siglo XX y con la que pretende ahora ‘romper esquemas’ para evitar la muerte del género, explica en una entrevista con Efe.
El director, de 71 años, es un icono del cine gracias a obras como ‘Pesadilla en Elm Street’ (1984), es el padre artístico del aterrador Freddy Krueger, pero fueron ‘Scream’ (1996) y sus secuelas (‘Scream 2’, 1997; ‘Scream 3’, 2000) las que le brindaron un tremendo éxito comercial.
Han pasado 11 años desde la última entrega y Craven, una figura capaz de hipnotizar con la misma voz profunda con la que de joven impartía clases de Humanidades en Nueva York, expone así los argumentos de su regreso. ‘Era hora de que ‘Scream’ volviera para romper esquemas’, dice.
En su opinión, ‘el objetivo era burlarse de los tópicos y repeticiones que están empezando a matar el terror. El género está estancado y había que reinventar el producto. Si te repites, es el comienzo de la muerte para la franquicia’. Pero, añade, »Scream 4′ resulta algo nuevo, fresco, sorprendente y con calidad’.
El filme, que cuenta de nuevo con Neve Campbell, David Arquette y Courteney Cox, suma al reparto ‘sangre nueva’ como Emma Roberts y Hayden Panettiere en un juego de espejos lleno de referencias a la obra original y donde el peligro acecha ahora a la joven prima de Sidney Prescott (Campbell), la protagonista del universo Scream.
‘Scream 4’, que se estrena en EEUU el próximo viernes, comenzó a gestarse a finales de 2009. Craven y el guionista de la saga, Kevin Williamson, consideraban que había pasado el tiempo suficiente para no saturar a los espectadores y que debían aprovechar que la sociedad se adentraba en ‘una era diferente’, donde las nuevas tecnologías suponen toda una forma de vida.
‘La película une lo nuevo y lo viejo, con rostros jóvenes y caras conocidas. Volvemos a emplear un metalenguaje cinéfilo y lo enlazamos con el uso que hace la gente de los blogs, las redes sociales y las nuevas formas de transmisión’, explica Craven, quien confirmó que existen planes para rodar una nueva trilogía si esta cinta responde a las expectativas de la taquilla.
‘El plan es ese. Pero el guión cambió a medida que rodamos, y murieron personajes con los que Kevin contaba para el futuro, así que habrá que modificar la historia’, indica entre risas el realizador estadounidense, que ha visto cómo varias de sus obras más famosas han sido versionadas por jóvenes directores.
Es el caso de ‘La última casa a la izquierda’ (1972), ‘Las colinas tienen ojos’ (1977) o la propia ‘Pesadilla en Elm Street’. ‘Los estudios quieren apuestas seguras. Las grandes corporaciones tienen una influencia enorme y no buscan productos nuevos y arriesgados. Falta originalidad, claro. Sobra precaución. Por eso quiero sorprender ahora, al igual que lo hice en 1984 con Freddy cuando la gente estaba harta de asesinos en serie. Quiero elevar el nivel del género’, declara.
Pero había un riesgo, palpable en la película, al que debía hacer frente Craven. Su película es fundamentalmente un drama, pero en él hay tintes de comedia -incluso de parodia- y de comentario social, que queda a un paso de cruzar un territorio vedado: caer en los tópicos que el mismo guión satiriza.
‘Ese fue el peligro más grande. Existe una línea muy fina entre una cosa y otra y en ningún momento queríamos llegar al terreno de ‘Scary Movie», comenta Craven, en alusión a la conocida película que ridiculiza los tópicos del terror.
‘No iba a permitir que nuestro malvado, Ghostface, hiciera ciertas cosas. El reto era mantenerlo como una presencia aterradora y legítima’, explica este realizador, natural de Cleveland (Ohio), quien considera que su mejor trabajo, a pesar de su veteranía, está aún por llegar.
‘Si no pensara así, lo mejor sería dejarlo. Espero hacer más cosas fuera de este género’, apunta. Ya lo hizo con ‘Música del corazón’ (1999), un drama musical con Meryl Streep.
‘Puedo rodar algo así en un segundo, lo duro es encontrar financiación. Mi nombre está tan asociado al terror que es difícil que la audiencia acepte que puedo hacer otras cosas. Pero creo en el público. Espero que no piensen que estoy loco’, concluyó.
Redacción