Ante la anunciada procesión sacrílega planeada para el próximo Jueves Santo por determinados colectivos para los cuales la libertad religiosa resulta odiosa en el caso de la Iglesia Católica, me gustaría recordar que es en el seno de sociedades de raíces cristianas donde ha podido arraigar el sistema democrático del que tanto nos gusta hacer gala, y que conceptos como la dignidad del ser humano y de la mujer en concreto aparecen con el cristianismo. ¿No será que atacar a la Iglesia es mucho más fácil y gratuito que hacerlo contra otras confesiones menos sensibles a los valores democráticos?