El escritor Haruki Murakami dice que la clave de su éxito literario es el deseo de «absorber influencias» tanto de Oriente como de Occidente, y ha asegurado que es una esponja con elementos como la cultura pop, las series de televisión, la música pop y la literatura de Stephen King y Franz Kakfa.
El japonés, que está en Barcelona para recoger el XXIII Premi Internacional Catalunya que le será entregado este jueves, ha asegurado en rueda de prensa que actualmente no hay una gran ruptura entre la cultura occidental y oriental: «Está todo muy mezclado, tanto en mi vida cotidiana como en mi obra narrativa hay elementos de Oriente y Occidente como el sushi, el jazz, las casas de Tokio, el McDonalds, Radiohead y Los Soprano», ha ejemplificado entre bromas.
En ese sentido, el filósofo y presidente delegado del jurado del Premi Internacional de Catalunya, Xavier Rubert de Ventós, ha destacado que han decidido otorgar el galardón a Murakami por haber construido un puente literario entre Oriente y Occidente y haber sido capaz de conjugar los mundos de la «ligereza taoísta y la absorción de tendencias y tradiciones culturales foráneas».
Además, Murakami ha reconocido que la crítica de su país no siempre está de su lado, pero que está contento y satisfecho porque sus lectores –tanto en Japón como en Europa y Estados Unidos– siempre han estado de su lado.
El escritor ha recordado que no fue un escritor precoz, y que empezó a escribir a los 29 años: «Creo que es un milagro que tenga lectores en Catalunya y en todas las partes del mundo. Es un gran reconocimiento porque yo no escribo para recibir premios, sino que escribo para mis lectores», ha asegurado.
Otro de los méritos destacados por el jurado ha sido la creación de una obra y un universo personal que dibuja un mundo que se sitúa entre lo real y lo onírico, el humor y la oscuridad.
Murakami, ha explicado que, cuando escribe, lo hace de forma natural, mediante imágenes que le vienen a la cabeza, y que no se pregunta por el significado profundo de esas visiones.
«Soy un hombre amable, tierno y sin tendencia a la amargura, pero a veces alguna cosa me impulsa a escribir cosas duras y sangrantes. Es terrorífico y aterrador», ha reconocido el autor de libros como ‘1Q84’, ‘De qué hablo cuando hablo de correr’, ‘Kafka en la orilla’ y ‘Tokio blues’, todos ellos editados en castellano por la editorial Tusquets.
«Nos hemos quedado en ‘shock’, perdidos y sin orientación»
Durante todo el encuentro, Murakami se ha mostrado muy agradecido por el galardón, pero ha lamentado el mal momento que están pasando sus compatriotas, aunque se ha mostrado convencido de que Japón superará estos momentos difíciles.
«Los japoneses estamos habituados a sufrir desastres como terremotos y tsunamis, pero con este último desastre nos hemos quedado en ‘shock’, perdidos y sin orientación. Después de la II Guerra Mundial decidimos tirar por el camino recto y conseguimos riqueza y paz, pero ahora de repetnte tenemos miedo de nuestro propio poder técnico», ha lamentado.
Sin embargo ha alentado a los ciudadanos y ha abogado por el poder de los escritores, que deben «escribir historias para dar coraje al pueblo».
El Premi Internacional de Catalunya reconoce a personas que con su trabajo han contribuido «decisivamente» a desarrollar valores culturales, científicos o humanos, y será entregado por el presidente de la Generalitat, Artur Mas este jueves en el Saló Sant Jordi del Palau de la Generalitat.
El escritor japonés, que recibirá por el galardón 80.000 euros y la escultura ‘La clau i la lletra’ de Antoni Tàpies, se ha impuesto a un total de 196 candidaturas que optaban también al premio, entre las que destacan la de la escritora Isabel Allende, el cineasta Bernardo Bertolucci, el líder religioso Dalai Lama, el arquitecto Norman Foster y los dirigentes Luis Ignácio Lula Da Silva y Hillary Clinton.
Murakami, que sucede como ganador al presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, ha asegurado que se siente mayor al leer la lista de los premiados en los años anteriores, entre los que se encuentran el filósofo Karl R. Poper, el ocenaógrafo francés Jacques-Yves Cousteau, el político Jacques Delors, el religioso Pere Casaldàliga y el ensayista Harold Bloom. «Son todos muy mayores, ¿no?», se ha preguntado divertido el escritor.
Estrella Digital/EP