La veterana banda The Human League ha dado este viernes el pistoletazo de salida al Sónar Noche con un concierto en el que ha repasado su último disco Credo y ha recuperado algunos de los ‘hits’ de los ochenta que los convirtieron en iconos del techno, el ‘glamour’ y los sintetizadores.
El tiempo no pasa en balde y la actuación no quedará a los anales de la historia, pero The Human League ha ejercido con dignidad su papel de reclamo del espectador medio, que desconoce la mayor parte de las 150 bandas del cartel del Festival de Música Avanzada Sónar 2011, pero tiene ganas de fiesta.
El vocalista y compositor Philip Oakey, que lleva al pie del cañón desde el 77, ha aparecido sobre el escenario flanqueado por Joanne Catherall y Susan Ann Sulley, vestidas de negro y cargadas de joyas.
Los espectadores, especialmente el numerosísimo público británico, han apreciado la revisión de los viejos temas, pero el punto álgido ha llegado con el popular Don’t you want me.
Si The Human League ha ejercido su función de reclamo para todos los públicos, el grupo que le ha precedido en la Sala Sónar Club ha tenido el cometido contrario: recordar a los presente que éste es un Festival de música avanzada, que no renuncia a las propuestas más arriesgadas y menos comerciales.
Cyclo es el nombre del experimento músico-visual que han ofrecido el artista electrónico Carsten Nicolai, también conocido como Alva Not, y el músico japonés Ryoji Ikeda.
Diez años lleva esta pareja experimentando la visualización del sonido y monitorizando la fase y la amplitud de las señales acústicas para ilustrarlas gráficamente. El resultado es un espectáculo radicalmente racional que puede llegar a ser irritante en latitudes menos cerebrales.
Una de cal y una de arena, como ha demostrado M.I.A., que ha vuelto a congregar en la Sala Sónar Club los espectadores más acomodaticios que han salido disparados con Cyclo.
La autora del popular hit Paper Planes ha devuelto las ganas de bailar a los menos exigentes con su mezcla de elementos de grime, hip-hop, funk carioca y música electrónica.
El público del Sónar Barcelona ha podido ver por primera vez los nuevos visuales y coreografías de la rapera británica de origen tamil, que se ha hecho famosa en la red por el controvertido mensaje político de algunos de sus temas, pero que no renuncia a dar espectáculo.
Otros nombres destacados de la noche han sido el recitador Dizzie Rascal, que ya destacó el año pasado, el salvaje Aphex Twin, la electrónica poligonera de Die Antwoord y el D.J. James Murphy a última hora.
Durante el día, los escenarios situado en el centro de la ciudad han visto pasar a riadas de espectadores, a pesar del calor sofocante que ha reinado en el CCCB y el MACBA, donde el sol de justicia y el roce de la multitud han provocado una combinación letal.
Un total de 11.432 personas acudieron ayer a los escenarios diurnos, entre los que la organización cuenta el CosmoCaixa y el Auditorio, donde tuvo lugar el concierto inaugural.
Esta cifra supone un récord histórico para el Sónar, que anunció su intención de frenar el crecimiento para asegurar la comodidad de los espectadores, pero no ha podido evitar el efecto imán que ejerce entre el público la posibilidad de disfrutar del festival en pleno centro de la ciudad.
A pesar de las evidentes incomodidades, los cuatro escenarios del CCCB y el MACBA han ofrecido algunas perlas, como el hip hop amable de Atmosphere, la lírica oscura de Ghostpoet o los catalanes Astrud y el Col·lectiu Brossa.
La alta presencia de público extranjero ha ocasionado un alto número de pieles quemadas por el sol y de torsos poco cubiertos, que han desafiado la nueva normativa municipal que prohíbe ir ligero de ropa.
Estrella Digital/Efe