El juicio contra el doctor Conrad Murray por la muerte de Michael Jackson inicia hoy su segunda semana con el testimonio de la médico de urgencias que atendió al «rey del pop» momentos antes de que se certificara su defunción.
Murray, de 58 años, está acusado de homicidio involuntario por la supuesta administración al cantante una dosis letal de medicamentos, en concreto un anestésico llamado Propofol quesegún la autopsiaacabó con la vida del artista el 25 de junio de 2009.
La Fiscalía insiste en que el médico cometió una «negligencia flagrante» en el cuidado de su paciente y eso fue la causa directa de su repentino final, mientras que la defensa mantiene que fue el propio Jackson quien, debido a sus adicciones, terminó por tomarse los fármacos cuando Murray estaba ausente.
El acusado se declaró no culpable de los cargos y podría llegar a pasar hasta 4 años en la cárcel si recibe una sentencia desfavorable en un juicio que se espera que se prolongue hasta finales de mes.
Está previsto que el primer testigo en declarar hoy lunes a partir de las 8.45 de la mañana hora local (15.45 GMT) sea la médico de urgencias del hospital UCLA Richelle Cooper, cuyo testimonio quedó interrumpido al término de la sesión vespertina del pasado viernes.
Cooper manifestó al tribunal que Jackson llegó «clínicamente muerto» al centro médico pero que, aún así, trataron de reanimarlo sin éxito.
La médico indicó que en momento alguno Murray informó a su equipo de que el cantante había recibido Propofol horas antes, como posteriormente admitió el médico de Jackson durante la investigación.
Ed Chernoff, el abogado de Murray, aseguró al jurado en su alegato inicial que su defendido sí administró una pequeña dosis de Propofol al artista después que el «rey del pop» «rogó» por el fármaco que, según dijo Chernoff, tomaba desde hacía mucho tiempo para combatir su insomnio y al que llamaba su «leche».
La cantidad descrita por Chernoff es inferior a la detectada en el análisis toxicológico realizado durante la autopsia de Jackson.
Murray dijo a los sanitarios que atendieron a Jackson el día de su muerte que estaba medicando al artista con el ansiolítico Lorazepam para ayudarle con su «agotamiento» y «deshidratación» debido a los ensayos en los que estaba envuelto el cantante.
Jackson iba a reaparecer en julio de 2009 con una serie de 50 conciertos en Londres que llevaban como título «This Is It».