Son 110 minutos de duración e idéntica cantidad de músicos. Una escenografía de Anselm Kiefer que se mantiene invariable durante las casi dos horas de la obra y pese a ello permite que la acción discurra perfectamente, tal como la concibió Klaus Michael Kruger, Director de escena, fallecido hace 2 años y que fue mano derecha del mítico Giorgio Strehler.
En el foso, el Director ruso residente en París: Semyon Bychkov logra sacar a la orquesta del Real sonidos desconocidos y en general, una de las mejores interpretaciones que la hemos escuchado. Bravo por Bychkov. Nos consta que se lo ha trabajado.
Si a esto se une dos grandes repartos encabezados por unas magníficas Deborah Polaski y Christine Goerke que se alternan en el difícil papel de Elektra, una se siente feliz por no tener que realizar una crítica al uso de la ópera que ha iniciado la temporada.
Es más, confirmamos que esta temporada del Real puede contener títulos poco atrayentes, por lo desconocidos, para el gran público. Pero el tema de la calidad está garantizado.
Elektra de Richard Strauss es una vieja amiga del Real, donde ha sido representada en tres ocasiones durante los últimos años. Se siente pues cómoda en esta casa dentro de su locura vengativa. Orquesta, cantantes y escena representan la obra en una misma dirección con credibilidad, sin sobreponerse.
Alguna crítica alude a cierto ambiente algo suave en la escenografía. No estoy de acuerdo. Estamos ante una tragedia y cada componente del elenco logra complementarla. No son necesarias las oscuridades o escenas truculentas. Se deja ver y escuchar en toda su crudeza. Sin “cargar las tintas” que ya vienen muy cargadas.
Rosalind Plowriht y Jane Henschel como Clitemnestra. Manuela Uhl y Ricarda Merbeth como la hermana de Elektra que decide finalmente seguir a Orestes, el hermano común que está perfectamente interpretado por Samuel Youn así como el ya conocido Chris Merrit que realza el corto papel y deslucido papel histórico de Egisto, complementan unos repartos que rayan a gran altura.
Enhorabuena a todos. E incluyo a nosotros que somos espectadores y destinatarios de tanto trabajo bien hecho.