Las cadenas de televisión también están en crisis y Telecinco no se salva de la quema. No es que pierda, precisamente, dinero pero su formato de televisión parece que está, por fin, aburriendo a la audiencia.
Después de años siendo líderes de las tardes, el programa ‘Sálvame’ se resiente y la audiencia baja. Las medidas de los productores del magazine han sido drásticas, quien no dé juego, a la calle, y la primera cabeza en caer, no sabemos exactamente las razones, fue la de la gran hermana Chiqui. En su lugar, la cadena decidió apostar por Aída Nízar, otra exgran hermana, conocida por sus salidas de tono, su prepotencia (asegura que habla con Dios), su mala baba, y su crítica sin piedad a quien se le ponga por delante.
Los directivos deben pensar que así subirán la audiencia, creando aún más enfrentamientos entre sus propios colaboradores y situaciones de tensión irremediable. El pasado viernes, Aída fue anunciada como nueva colaboradora en Sálvame.
La manera, un poco cutre. Fingir una cámara oculta, falsa y muy falsa en la que se oía a Aída decir, . «Belén Esteban no es querida, es aburrida y agota. Su único logro ha sido casarse, ¡qué digo casarse!, su único logro ha sido Ubrique. Menos mal que la Campanario … Por favor, señora -le espetó a una espectadora del plató defensora de la copresentadora- que hablamos de una mujer que cobra dos millones de euros y ni siquiera acude a las reuniones. ¡Basta ya de mentiras!».
Aída tendrá su propio espació en el programa, como defensora de las causas perdidas o algo así. Presuntamente, la exgran hermana defenderá a la gente que sufre injusticias. Por ejemplo, «no ser dada de alta como empleada del hogar o campañas contra los chinos», explicó. «Me voy a convertir en el micrófono de la sociedad por decisión de la cadena, la productora y los directores».
A ver como le resulta el experimento a la cadena.
I.F.H.