Dos agentes del FBI buscan a un peligroso asesino soviético. Uno de ellos, el veterano, cree que murió hace tiempo, a pesar de que el homicidio de un senador parece llevar su sello, mientras que el otro está convencido de que sigue en activo. Pero a medida que avanza la investigación, descubrirán que las cosas no son siempre lo que parecen.
Crítica por Glady de la Cruz
Si creíamos que Richard Gere había quedado relegado al cine lacrimógeno y emocional, nos habíamos equivocado. Todavía da para el cine de acción y lo demuestra en ‘La sombra de la traición’.
El filme empieza un poco desubicado, pero poco a poco el espectador se va enterando de la trama: un agente de la CIA retirado que quiere vivir su vida, un joven miembro del FBI que busca ascender de su puesto, y un enemigo común que entraña más de un misterio: Cassius.
El argumento no es del todo malo y promete pasar un rato entretenido. Desde luego los actores serán reconocidos por los seriéfilos: un ya crecidito Topher Grace -que se hizo famoso por ‘Aquellos maravillosos 70’-, y Stephen Moyer, demacrado y envejecido en su papel de secuaz ruso encarcelado. La línea argumental tiene altibajos, y aunque la mayoría de los personajes están definidos, el rumbo de la película es más que previsible desde la primera escena de Gere. Hay algunos giros que no todo el mundo se espera, que son los que mantienen a flote la hora y media que dura la película.
Sin embargo, muchos minutos sobran, quedan muchos interrogantes sin responder, y la historia emotiva que hay en el trasfondo hacen de esta película algo mediocre, pero visible si no tienes otra cosa que hacer.