Basada en la novela «Un feliz acontecimiento», de Eliette Abécassis, esta pelicula del cineasta Rémi Bezançon narra las peripecias de unos padres primerizos y la evolución que dan sus vidas durante el primer año de vida de su vástago.
Crítica de Glady de la Cruz
El director francés Rémi Bezançon se atreve con un tema que no ha sido tratado como se merece: el embarazo. Rompiendo esquemas y mostrando el proceso sinceramente y sinvergüenza alguna, consigue una historia entrañable y emocional no apta para todos los públicos.
¿El argumento? Una historia de amor como cualquier otra: chico conoce a chica, se enamoran, y después de un tiempo deciden tener un hijo. Después, la cosa se complica: el embarazo, por muy bonito que lo pinten es una etapa dura para cualquier pareja: cambios hormonales, cambios físicos, mudanzas, y toma de decisiones. Para una pareja tan joven como Barbara supondrá grandes desafíos emocionales.
Comenzando con un clímax (literalmente), la calidad de la película va subiendo por momentos: humor y lágrimas se van entremezclando para formar el gran puzzle que es la historia de la maternidad. Una historia de amor, al fin y al cabo: amor entre la pareja, pero también ese amor que siente un padre y una madre por su hijo. El filme no es apto para todo tipo de públicos, pero gran parte de los espectadores del género femenino conectarán enseguida con la protagonista femenina.
¿Es entonces una película para mujeres? No del todo, porque la vivencia del embarazo implica casi siempre a dos, y se muestran los dos lados de la historia: por un lado, el miedo de una mujer sabiendo que hay algo creciendo en su interior, y por el otro, la constante lucha del padre por entender todos esos cambios que se están experimentando. Es de agradecer los puntos de humor, haciendo que la trama se vaya haciendo más ligera sin perder un ápice de la importancia del tema.
No recomendable para adolescentes, ni gente con miedo al compromiso (y al embarazo).