Como en Las Ventas, pero más galáctico. Coldplay ha ofrecido este domingo en el Vicente Calderón su primer y auténtico concierto de estadio en Madrid, apenas seis meses después de su anterior cita en esa mítica plaza de toros de la capital para presentar al mundo -vía internet- su último disco, «Mylo Xyloto».
También entonces, la lluvia estuvo a punto de arruinarles la noche. Lo que entonces se quedó en un suave chirimiri, se ha convirtió una hora antes del concierto en una lluvia torrencial que ha hecho temer a muchos por su cancelación.
Al final, dio tiempo incluso a ver los últimos rayos de sol y a retirar las carpas que protegían el equipo para disfrutar en plenitud del gran escenario, con cuatro grandes pantallas en forma de ojos de buey y un inmenso fondo de coloridos graffitis, de acuerdo con el leit-motiv urbano de su quinto disco.
Algo tienen de catárticas estas citas, que invitan a creer en lo imposible incluso al más cínico, máxime si la anfitriona es una banda que ha vendido más de 50 millones de copias con temas como «Fix You», cuyo místico arranque de órgano eclesiástico se propulsa hacia una vorágine festiva, una de las muchas de la noche, y apuesta por «incendiarte los huesos» y «arreglar» lo descompuesto.
Atrás quedan Las Ventas, el Palacio de los Deportes, Vistalegre o, sobre todo, sus noches en Pachá. Fuegos artificiales, confeti, láseres, balones gigantes botando entre la multitud… El cuarteto británico, que inició su carrera a mediados de los años 90, ha dado el salto a su primer gran estadio madrileño, repitiendo la estrategia de noviembre y multiplicando los añadidos extramusicales para adaptarlos al nuevo foro.
«¿Hay alguien ahí?», preguntaba el cantante Chris Martin, tras epatar en el arranque con «Hurts Like Heaven» y un mar de luces de colores a las más de 50.000 personas presentes, la mitad de las cuales compraron sus entradas unas pocas horas después de su salida a la venta en enero, muy poco después de llenar también Las Ventas.
También han combinado momentos acústicos con otros más grandilocuentes y grandes éxitos con once de sus nuevas canciones.
Así se han sucedido «In my place», de «A Rush of Blood To the Head» (2002), «Major Minus», de «Mylo Xyloto» (2011), o «Lovers in Japan», de su aclamado «Viva la Vida» (2008), una de las pequeñas variaciones en el repertorio, junto a la inclusión de «Warning Sing», «Speed of Sound» y la reciente «Pricess of China», el dueto junto a una Rihanna, que ha aparecido en las pantallas caracterizada de geisha.
«Estamos muy felices de estar aquí esta noche en esta bella ciudad», ha dicho Martin en español, regalando aún más los oídos de los presentes, que han alcanzado un éxtasis emocional con «The Scientist» y «Yellow», su primer single, lanzado en el 2000, cuando su global éxito aún no generaba tanto resquemor.
«Nos apasiona tocar grandes canciones en grandes escenarios», reconocieron a Efe en una entrevista, una sentencia que se ha hecho buena esta noche al soltar el que es probablemente su gran éxito planetario, «Viva la vida», con su estribillo épico concebido para dejar afónica a la multitud entre tanto «uoooh» y a Martin tirado por los suelos, en señal de extenuación.
Para abundar en este estado de suma felicidad, han proseguido con «Paradise» y «Charlie Brown», con la que han reaparecido las brillantes pulseras de colores del inicio. Siguiendo su capacidad para racionar los grandes momentos, los británicos han ofrecido un set acústico compuesto por «Us Against The World» y «Speed of Sound», que han ofrecido el contrapunto idóneo para la última descarga de energía.
Ésta ha llegado con el mismo final que compusieron para Las Ventas y que les valió una pañolada blanca a la mejor faena: «Clocks», «Fix You» y «Every Teardrop Is a Waterfall», entre nuevas explosiones de fuegos artificiales.
«Y en un mes, Bruce», decía a la salida uno de los asistentes, en alusión al inminente concierto de Springsteen en el Santiago Bernabéu, felicitándose por estas grandes noches de rock de estadio en Madrid.
Estrella Digital/EFE