Diez meses después de la muerte de la cantante AmyWinehouse, su familia ha puesto a la venta su casa en el barrio londinense de Camden Town por 2,7 millones de libras (3,3 millones de euros), informa el tabloide «The Sun».
La vivienda de tres habitaciones, situada en el noroeste de Londres, se ha convertido en un lugar de peregrinación para los seguidores de la artista tras su repentina muerte el pasado julio a los 27 años.
Sus familiares decidieron vender la propiedad ya que, según explicaron, sería «inapropiado» para ellos mudarse a ella. «Los Winehouse han decidido poner la vivienda en el mercado, con gran pesar. Amy amaba esa casa pero ninguno de sus parientes considera apropiado vivir en ella», declaró un portavoz de la familia al diario británico.
«Conservarla vacía y pagar por su mantenimiento no es práctico. Es un lugar estupendo y será un hogar muy feliz para otra persona y su familia», añadió el portavoz.
Valorada en 2,7 millones de libras (3,3 millones de euros), la propiedad se anuncia en Internet como una «villa de época adosada con tres impresionantes dormitorios dobles, tres salas de recepción, patio privado y jardines traseros».
En los últimos cuarenta años, la casa solo ha cambiado de manos en una ocasión y, aunque fue reformada recientemente, conserva algunas características del edificio original, según detalla la agencia inmobiliaria «House Network» en el anuncio de venta.
Según «The Sun», se había rumoreado que la vivienda podría convertirse en la sede de la Fundación Amy Winehouse, una organización benéfica creada para contribuir a causas por las que la cantante británica, autora de éxitos como «Rehab» o «You Know I Am No Good», se interesaba.
El 27 de julio de 2011, Winehouse, que había tenido problemas con las drogas, fue hallada sin vida en su domicilio del barrio de Camden Town después de haber ingerido elevadas cantidades de alcohol.
En ese momento, la solista londinense de origen judío se encontraba en pleno proceso de desintoxicación.
La considerada «diva del soul», que batalló durante años contra su adicción a la bebida y los estupefacientes, tenía un patrimonio al morir valorado, antes de impuestos, en 4,2 millones de libras (unos 5 millones de euros).