Los autorretratos que Andy Warhol hizo con su Polaroid son la forma más directa con la que el artista se mostró al público, como se puede apreciar en la exposición que abre sus puertas en la Galería Cayón.
Una selección de veinte fotografías acercan al espectador al universo personal del padre del pop que durante toda una década, de 1970 a 1980, utilizó la fotografía como parte central de su proceso creativo, a manera de bocetos para sus retratos, pinturas, dibujos y grabados.
Las imágenes, tomadas casi todas a la misma distancia de un metro del modelo, muestran a Warhol en distintas actitudes: posando, de perfil, con la mirada perdida o inquisidora hacia el espectador, así como con peluca y maquillado de mujer.
Fascinado por toda su trayectoria artística, humana y por sí mismo, Warhol comenzó en 1963 a servirse de la inmediatez que le proporcionaba la fotografía hecha en el fotomatón.
El artista comenzó a utilizar su mítica Polaroid SX-70 Big Shot en la década de los setenta realizando series de retratos y autorretratos.
La espontaneidad e inmediatez que proporciona la toma con la Polaroid, y la idea de creación de una obra única mediante un medio mecánico, convirtieron a la Big Shot en el medio perfecto para Warhol, que se apropió del objeto para realizar sus trabajos.
Su efecto llegó a tal extremo que la marca decidió continuar la producción de la máquina SX-70 Big Shot y sus componentes, simplemente porque Andy Warhol la seguía usando.
Estrella Digital/EFE