En el Teatro Real se representa durante el mes de Junio: Poppea e Nerone que es una versión orquestada de la conocida como L’incoronacione di Poppea, ópera barroca compuesta por Claudio Monteverdi y estrenada en pleno siglo XVII.
Hace dos años se representó con gran éxito una versión primitiva con William Christie al frente de la orquesta de Les Arts Florissants. En esta ocasión se interpreta con la orquestación del compositor contemporáneo belga Phillippe Boesmans, lo cual justifica el cambio de nombre, interpretada por el estupendo conjunto Klangforum de Viena dirigido por Sylvain Cambreling, maestro que ya podemos considerar como casi habitual.
La dirección escénica es de Krzysztof Warlikowski ya conocido entre nosotros por sus estimables trabajos en la pasada temporada: El Caso Makropoulos y Krol Roger
Hasta aquí la reseña objetiva de la ópera. Pero son más de cuatro horas y en ellas dan tiempo a diversas reflexiones totalmente subjetivas.
Por ejemplo, las butacas del Real no están mal. Pero para cuatro horas de barroco orquestado con sonoridad contemporánea, comienzan a ser algo incomodas. También son algo “deja vu” las escenas sexuales que a estas alturas ya no escandalizan a un público que ha sufrido en este teatro más experiencias en los últimos años, que cualquier habitual a los sex-shows. Así travestismo de hombres y mujeres o las escenas sadomasoquistas ambientadas en el III Reich sorprenderían solo a Monteverdi.
El asunto no acaba de aburrir, si la mente recuerda, en los momentos adecuados, que cuando una llegue a su hogar, deberá cambiar la ropa de invierno por la de verano o se entretiene en realizar la lista de la compra para el día siguiente y también la relación de compromisos a los que una debe acudir.
Otras reflexiones más musicales pueden ser el intentar descubrir las razones por las cuales el Maestro Cambreling no me acaba de entusiasmar o lo buenos que son los cantantes, en especial Maria Riccarda Wesselina, Charles Castronovo o el ya muy conocido William White.
Por último la reflexión se extiende al desarrollo total de la temporada y en ella va tomando forma la palabra irregular debido a últimos experimentos, alguno de ellos incluso ha sonado a compromisos. Eso espero que no sea cierto ni funcione en el futuro, ya que no sería propio del poderoso dúo directivo del Teatro Real: Marañón & Mortier.
Concha Carbajo para Estrella Digital