lunes, noviembre 25, 2024
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Bruce Springsteen provoca el éxtasis de sus fans congregados en el Bernabéu

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Bruce Springsteen ha demostrado esta noche en Madrid que, incluso cuando todo pinta muy oscuro casi negro, la suya es una voz poderosa y curtida, capaz de sobreponerse con música y energía a las inclemencias para levantar el ánimo y reivindicar el legado de quienes nos precedieron con dignidad en los malos tiempos.

En esa línea ha discurrido su dedicatoria de «The River» a Nacho, un joven adolescente que falleció de un tumor cerebral antes de poder acudir a este concierto, para el que tenía compradas las entradas. Sus amigos impulsaron una multitudinaria campaña en Twitter para conseguir este gesto del artista.

El «Boss», en su primera gira tras la muerte de su amigo y saxofonista Clarence Clemons, llegaba a la capital española cuatro años después de su última visita a la ciudad para presentar su disco «más enojado», «Wrecking Ball», enardecido por el enriquecimiento «inmoral» de la banca y el empobrecimiento de la clase obrera.

Pero al autor de «Born to Run», pese a los acontecimientos, se le ha visto esta noche más pletórico y resplandeciente que cabreado.

Así ha sido desde su aparición sobre el escenario, precedido por el guitarrista Steve Van Zandt y los demás componentes de la mítica E-Street Band, entre los vítores de más de las más de 60.000 personas congregadas en el estadio Santiago Bernabéu, con la presencia entre ellas de celebridades como el actor Danny DeVito.

Poco ha cambiado en la dinámica mundial desde que, en 1978, cantara en «Badlands» que «el pobre quiere ser rico y el rico, rey». En todo caso, el pobre es hoy más pobre y el rico, más rico.

Por la vigencia y pertinencia del mensaje, el estadounidense ha iniciado su concierto con ese gran éxito, sonriente -contagiando o contagiado por el ímpetu del público-, mientras aporreaba su guitarra Fender Esquire, antes de continuar sin pausa con «No surrender».

Así han arrancado las tres horas de duración de este concierto, el último de su gira española, que se inició en Sevilla hace más de un mes, y que ha mantenido los rasgos básicos de sus visitas previas a Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona y San Sebastián: vigor, grandes éxitos y algunos de los temas de su decimoséptimo disco de estudio.

«We Take Care of Our Own», el primer single de este trabajo, ha anticipado esos nuevos cortes, que añaden a su influjo roquero arreglos del folk irlandés y de la música negra, para recordar que lo de la lucha por la dignidad es una historia tan antigua como la de la música.

«Los tiempos duros llegan y los tiempos duros se van», ha cantado apretando el puño, como si exprimiera el desánimo, en uno de los momentos más poderosos de «Wrecking Ball», el tema que da título a ese nuevo disco, del que también han sonado «Death to my Hometown», «Shackled and Down», «We Are Alive» y «Rocky Ground».

«Hay gente que ha perdido su trabajo y sus casas. Sé que aquí los malos tiempos son incluso peores. Nuestro corazón está con vosotros. Debemos mandar este mensaje a todos los que están luchando en España», ha dicho en castellano como preludio a «Jack of All Trades», otro de esos nuevos temas.

Además del canto encendido al futuro y al presente, muchos han sido los guiños al pasado, a los que ya no están y a aquellas cosas «que no puedes impedir que pasen», como ha dicho al presentar «City of Ruins».

«Estamos echando de menos a alguien. Si vosotros estáis aquí y nosotros estamos aquí, entonces ellos están aquí también. Los escucho en vuestras voces», ha dicho entre aplausos, en una de las muchas alusiones a la muerte en junio de Clemons, cuyo vacío ha suplido el sobrino de aquel ya legendario músico.

Muchos más han sido los momentos reseñables de este concierto, como los dúos de «Talk to Me», en el que se ha mostrado especialmente bromista, o «Waitin’ on a Sunny Day», junto a un niño que ha subido al escenario.

«Spanish Eyes» ha constituido su regalo al público madrileño, que también ha recibido calurosamente otros éxitos como «Out in the Street», «Murder Incorporated» y, en loor de multitudes, «The River», «Because The Night», «The Rising» y «Thunder Road».

Así ha quedado todo listo para la traca final, prendida con la urgencia roquera de himnos como «Born in the U.S.A.» y «Born to Run», antes de dejarse arropar por los rescoldos luminosos de «Dancing in the Dark» y «Tenth Avenue Freeze-Out», con la imagen final de Clemons en la retina.

Javier Herrero/EFE

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