Paulo Coehlo es uno de los escritores más leídos y las cifras de sus ventas parecen interminables: más de cien millones de ejemplares en todo el mundo. Además, ha sido traducido a 73 idiomas, sus libros han sido publicado en más de 170 países y cuenta con más de 17 millones de seguidores en las redes sociales, según datos de la editorial Planeta. Sus claves para atrapar al lector continúan dando forma a sus novelas, relatos en los que, a través de la parábola y mezclando realidad y ficción, lanza las preguntas universales que todo ser humano intenta responder a lo largo de su vida.
En esta ocasión, el escritor brasileño publica ‘El manuscrito encontrado en Accra’ (Planeta), una novela en la que viaja al año 1099 y sitúa en Jerusalén una búsqueda de los valores del hombre y esa «ética» que ha permitido a las personas «llegar hasta hoy», según ha manifestado este miércoles, durante la presentación de esta novela; la primera rueda de prensa que concede en tres años.
«La sensación de la inutilidad, la derrota o el miedo a los cambios» son algunos asuntos sobre los que «hacía falta hablar», en palabras de Coelho. Por ello, en un escenario de tensión, en el que Jerusalén se prepara para la invasión de los cruzados, un sabio griego convoca al pueblo.
Coelho, amante de las redes sociales, describe este tiempo como una «ruptura tecnológica» y no duda en plantear un paralelismo del momento actual con el Renacimiento. «Se cambio la manera de transmitir el conocimiento. Las personas piensan y comparten el conocimiento de una forma distinta que hace diez años», señala.
El escritor, que alcanzó una gran fama con la novela ‘El alquimista’, afirma que no cree en la felicidad, ya que la considera «una invención del siglo XVIII». «No estoy muy interesado en ella, prefiero la alegría», destaca.
«Para provocar el consumo hablamos de felicidad. Tener resueltos los problemas básicos -una tontería-, intentar parar el tiempo y el espacio y ya está, todo arreglado», añade.
«James Joyce hizo mucho mal a la literatura»
La sensación que el escritor tiene cuando publica un libro es la misma que cuando era niño: «alegría, curiosidad, algo nuevo». «No podemos matar a ese niño jamás, es lo que habla con la voz más pura, es lo que te hace enfrentarte a las cosas con valentía», apunta.
Se confiesa amante de la «tradición oral», ya que, afirma, «quien cuenta no importa». En este sentido, vuelve a dar vida a una polémica suscitada hace tiempo que nació a través de un tweet y que salpicó toda la prensa internacional.
«Creo que ‘Ulises, de James Joyce, hizo mucho mal a la literatura. Primero porque nadie lo lee, segundo porque todos dicen que lo leen y finalmente todos quieren escribir como Joyce que, al fin y al cabo, da un tweet», recuerda y añade que después del escritor irlandés «se olvidó la parábola».
Preguntado por el libro ‘El profeta’, de Gibran Jalil Gibran, Coelho admite que es una de las obras que han permanecido en su mente, porque, señala, «no se puede matar a un escritor como él». Aunque en ‘El manuscrito encontrado en Accra’ no formula las mismas perguntas, aconseja al lector leer el libro de Gibran si le gusta el que ahora presenta.
Coelho no se siente un gurú, sino «un peregrino», y admite que aprende de la gente «más sencilla». Por ello, lejos de intentar aportar las respuestas a las preguntas que formula en sus textos, prefiere no hacerlo porque «sería aburrido». «Nunca vamos a saber la respuesta a la cuestión más importante: quién soy yo?».
Estrella Digital/EP