El escritor y humanista José Luis Sampedro falleció hacia las 1.30 horas de la madrugada del lunes en su casa de la calle Cea Bermúdez de Madrid a los 96 años de edad y estaba «sereno y tranquilo» porque «no tenía miedo a la muerte», según ha relatado su viuda, Olga Lucas.
«Nos dijo que quería beberse un Campari, así que le hicimos un granizado de Campari. Me miró y me dijo: ‘Ahora empiezo a sentirme mejor. Muchas gracias a todos’. Se durmió y al cabo de un rato se murió», ha relatado su viuda.
El Premio Nacional de las Letras en 2011, que ha sido incinerado esta mañana en el cementerio de La Almudena, ha muerto feliz y «como ha vivido: con sencillez y falta de publicidad», algo que era un deseo expreso que había dejado escrito.
Según ha señalado su viuda, a Sampedro «le daba pavor el circo mediático en torno a la muerte de los famosos» y por eso dejó escrito que solo debían anunciar su muerte «cuando ya estuviera incinerado».
Olga Lucas ha explicado que el escritor había asumido con naturalidad la muerte, «dentro de que no le apetecía morirse». «Decía que tenía miedo a fallar, a no saber hacerlo con dignidad, pero no tenía miedo a morirse», ha añadido.
Para su viuda, vivir al lado de Sampedro ha sido «vivir al lado de una nube de cariño». «Ha sido un privilegio estar a su lado», ha concluido.
El autor prolífico recibió en 2011 el Premio Nacional de las Letras Españolas, y en 2010 el Consejo de Ministros le otorgó la Orden de las Artes y las Letras de España por su «sobresaliente trayectoria literaria y por su pensamiento comprometido con los problemas de su tiempo».
Además de una decena de obras económicas, publicó las exitosas novelas ‘El río que nos lleva’ (1961), que fue llevada al cine; ‘El amante lesbiano (2000)’, y su último libro fue ‘Reacciona’ (2011).