A pesar de haber sido condenado a cuatro años de cárcel por el homicidio involuntario del cantante Mickael Jackson, quien falleció en junio de 2009 por una sobredosis del anestésico Propofol, Conrad Murray ha abandonado hoy la prisión de Los Ángeles en la que se encontraba recluido tras conseguir reducir su pena a menos de dos años debido a su buena conducta.
La presencia de varios seguidores de Jackson en la entrada de la prisión ha hecho que Murray saliera del edificio por una de las puertas traseras.
El médico quiere ahora alejarse de los trágicos sucesos de los últimos años, regresar junto a su familia y centrarse en recuperar la licencia médica que le permita volver a ejercer su profesión en los estados de California, Nevada y Texas (Estados Unidos).
«Murray quiere tomarse su tiempo y ver a su familia. Creedme, estar en un sitio como este, refiriéndose a la cárcel, dos años es un gran choque físico y emocional», comentó la abogada del doctor, Valerie Wass, a los medios de comunicación que acudieron a los aledaños del centro penitenciario.
Pero además de intentar recuperar la normalidad en su vida, Murray se encuentra inmerso en una biografía que comenzó a escribir durante su estancia en prisión y en la que, entre otras cosas, aclarará la realidad de la muerte de Michael Jackson y señalará a los verdaderos culpables del repentino fallecimiento del popular intérprete.
«Durante su tiempo en prisión, Murray escribió una buena parte del libro sobre su vida y sobre el tiempo que pasó junto a Michael Jackson», desveló una fuente al portal TMZ.
A pesar de tratarle con inyecciones de Propofol, Murray nunca asumió la culpabilidad de la muerte de Michael Jackson, ya que durante el juicio afirmó en varias ocasiones que fue el propio cantante el que se administró el citado medicamento la noche de su muerte.