Aunque ha reconocido en varias ocasiones lo duro que le resulta su trabajo como actriz, Natalie Portman considera que educar a su hijo Aleph (2) es, con diferencia, mucho más exigente que cualquier papel que haya realizado a lo largo de su carrera profesional.
«La única cosa de la que mi madre no me advirtió fue lo duro que es ser madre. Nunca pensé que conllevaría tanta dedicación, es como tener un trabajo a jornada completa. Es más, el día que tengo que trabajar lo considero como un día libre», comentó la intérprete al diario The Sun.
La responsabilidad con la que afronta la educación de su pequeño, fruto de su relación con el coreógrafo francés Benjamin Millepied, se debe en gran parte al fuerte vínculo que creó con sus padres Shelley y Avner desde la infancia, a quienes les debe el hecho de ser una persona sensible y conservadora.
«Soy hija única y todas las vacaciones las pasaba junto a mis padres. Recuerdo que los viernes por la noche prefería dar una vuelta con ellos en vez de irme de fiesta con mis amigos. Siempre he sido muy conservadora: nunca he fumado, ni bebido alcohol, ni he consumido drogas. Aunque no critico a aquellos que lo hacen, solo que a mí ese mundo nunca me ha seducido», explicó Natalie.
«Ni siquiera me gustaban las fiestas cuando estaba en el instituto, y mis mejores amigos eran bastante tradicionales. Pero he tenido experiencias adultas de alguna manera. Empecé a trabajar a los 11 años. A recibir dinero en un mundo adulto. Aunque por otro lado, soy consciente de que me he perdido muchas experiencias propias de la infancia», añadió.