domingo, noviembre 24, 2024
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Osmin Hernández: «La siesta, la culpable de la mala forma de los españoles»

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Su gran reto es que todos aquellos que se pongan en sus manos puedan cambiar sus vidas, su aspecto físico y hasta vencer sus miedos. Lo de menos es cuál sea su objetivo, «algunos persiguen sólo perder unos kilos de más y otros tener un cuerpo de portada», ya que está convencido de que su método «proporciona las herramientas necesarias, fuerza de voluntad, disciplina y seguridad, para conseguir la meta que uno se proponga». Es más, según dice, «si logran superar mi método no hay ningún obstáculo que no se puedan salvar».

Quizás por ello quiera dejar claro que «en 30 días no hago mas que seguirles, sorprenderles, gritarles, humillarles y chocar con ellos, porque no pretendo que me quieran, ya que soy su entrenador, no su amigo o familiar». Por ese motivo, desde el momento en que firman con él ya no se separa de su cliente: «Voy a su casa con ellos, me dicen que me vaya y les digo que no, que no duermo, que soy su mujer y sus hijos”.

Es más, subraya que «es como si me casara con esas personas», precisando que «lo que busco es precisamente que choquen conmigo, que se enfrente a mí, que tengan ganas de coger una pala y rompérmela en la cabeza».

Los que le contratan han de olvidarse de “las cañas, las tapas, las patatas… No puedo dejar que las tentaciones cojan a mi cliente y se lo lleven”. Claro que eso no lo lleva tan a rajatabla consigo mismo, ya que confiesa que «yo hago de todo, no soy un santo, y unas cañitas nunca vienen mal, pero, por ejemplo, me encantan la paella y el jamón de aquí».

Y es que no lleva mucho tiempo entre nosotros pero ya se está empapando de las costumbres españolas. Una de ellas, la siesta, es la única con la que no comulga, ya que considera que «es la responsable de que muchos españoles no estén en forma, porque no ayuda en nada a salir del sedentarismo y lograr un cuerpo tonificado».  Según él, «la siesta debería estar limitada a un día a la semana, y una hora como máximo».

No distingue entre famosos y anónimos

En lo que no hace distingos es entre famosos y anónimos, hasta el punto de reconocer que «cuando me contrató Mickey Rourke no sabía quién era, me daba igual, y sólo descubrí que era actor porque me lo dijeron y entonces vi ‘Nueve semanas y media'».

Tampoco es más «blando» con unos o con otros, «algunos famosos ni me hablaban por lo que les hacía hacer», y revela que «Madonna o Kournikova me dijeron muchas veces que no podían seguir, aunque Matt Damon, por ejemplo, aguantó un poco más, hasta que me dijio que estaba loco». Otro de los que peor lo llevó fue el boxeador Roberto «Mano de Piedra» Durán: «Le saqué de quicio, no entendía por que´no podía tener sexo antes de los combates, me decía que haciendo el amor se pierden calorías y yo le dije que las perdiera conmigo».

También tuvo algún que otro altercado fue con Matt Dammon, al que uno de sus «agentes especiales» -tiene a gente que le ayuda cuando sus clientes salen de sus casas- le descubrió una noche en una fiesta de cumpleaños, a punto de dar buena cuenta de una tarta de chocolate. Osmin se presentó en ella e impidió que cediera ante esa «tentación».

Aunque es inflexible en que el sexo es «una distracción» de la que debe prescindir el que se pone a sus órdenes, pese a ello no cree que el no tener sexo durante 30 días, el tiempo que dura su método, sea lo que menos les guste a quienes le contratan, «el tener que comer sólo pescado es algo que no les gusta a la mayoría» (en la dieta sólo tiene cabida éste, el agua y la ensalada).

Claro que lo que le dijeron los famosos no parece que haya tenido nada que ver con lo que le han llegado a decir los nueve participantes del programa de Cuatro. En este sentido destaca que «no estaba acostumbrado a que me respondieran tanto mis clientes y aquí me han llamado psicópata, enfermo, sucio, puto, psicópata… hasta me han pegado», y desvela que «ha sido un tremendo trabajo físico y psicológico, el más duro de mi vida».

Feliz en España

A pesar de ello, afirma que la experiencia española le está resultando «genial», ya que «me he sentido muy acogido por la gente que me he encontrado aquí». Según él, «los españoles y los cubanos tenemos mucha química y un sentido del humor muy parecido, por lo que nos entendemos a la perfección».

Por eso, porque sus abuelos son vascos, y por esa paella y ese jamón que dice que le gustan tanto, indica que «me gustaría quedarme a vivir aquí una temporada, para poder visitar más ciudades y disfrutar al 100% de la gastronomía mientras conozco las costumbres y tradiciones». Incluso podría tener clientes aquí, aunque reconoce que «por el momento ningún famoso de aquí ha requerido mis servicios».

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